La Policía busca a Martiño Ramos Soto, de 45 años, el profesor de música de un colegio de Ourense que ha sido sentenciado a 13 años de prisión por violar repetidamente a una menor en el colegio en el que estudiaba. Nadie quiere ahora responsabilizarse de su huida y permanece en paradero desconocido.
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El docente se había ganado una gran reputación social entre sus compañeros, que aprovechó para restar credibilidad al relato de la víctima, a la que nadie creyó inicialmente. El condenado conocía la situación de especial vulnerabilidad de la menor en el colegio y en su casa.
En este contexto, contactó con la menor a través de la red social Instagram, fingiendo ser un menor. Cuando logró la confianza de la víctima, comenzó a manipularla, pegarla, violarla y vejarla de forma continuada, entre los 12 y 16 años.
Cuando la menor pidió ayuda, la orientadora y varias profesoras le dijeron que eran "imaginaciones suyas"
Nadie se creyó el testimonio de la niña, incluso cuando ya no podía soportar la situación que estaba sufriendo y pidió ayuda. La orientadora y varias profesoras llegaron a decirle que eran "imaginaciones suyas" y confiaban completamente en el docente.
Pero no había nada más lejos de la realidad. Bajo la imagen reputada y de confianza que se había labrado Ramos Soto se escondía un abusador con gran sadismo, que había aprovechado su buena imagen social para perpetrar todo tipo de abusos.
Era muy conocido en Ourense por alardear de un activismo político que era pura fachada, militando activamente en formaciones como En Marea o En Común. En público se alzaba como un activista feminista y a favor de los derechos de las mujeres, pero por detrás trataba con sadismo, vejaciones y abusos a una menor a la que nadie creyó.
"Tenía mucho reconocimiento social en la ciudad y eso hizo que a la víctima no se la creyera", ha afirmado una ex compañera de partido sobre el acusado, en declaraciones al diario El País. Esto le concedió una gran impunidad en todos sus actos.
Cuando finalmente estalló el caso, la Audiencia Provincial de Ourense emitió una requisitoria de búsqueda y captura y una orden de detención e ingreso en prisión. Pero cuando la Policía accedió a su vivienda, les dijeron que se había marchado y que no tenía intención de regresar.
El docente había permanecido hasta mediados de septiembre en libertad provisional. La decisión sorprende, puesto que ya había sentencia firme y la Audiencia de Ourense no ordenó la medida, puesto que la Fiscalía y la acusación particular rechazaron esta medida cautelar. Algo que Martiño aprovechó para escaparse de la justicia.
La sentencia por la que debía entrar en prisión se hizo firme en julio, como recoge el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG), por lo que se anularon en ese momento las opciones reales del acusado de evitar la cárcel.
El tribunal desestimó en ese momento el recurso de apelación de la defensa por la "sólida y categórica persistencia en la incriminación" del acusado, los testimonios de otras alumnas, los mensajes y los informes forenses. Además, la sala recuerda que el acusado era "perfectamente conocedor de la fragilidad emocional de la víctima" y que se aprovechó de ello como "figura de referencia y apoyo".
La menor sufre secuelas psíquicas por los abusos a los que fue sometida. Por este motivo, llegó incluso a autolesionarse y tuvo que ser ingresada en un hospital al padecer problemas psiquiátricos derivados de la situación a la que fue sometida.
