El contexto internacional se encuentra en uno de sus puntos más convulsos desde la II Guerra Mundial. Las guerras en Ucrania y Gaza se suman a la tensión entre Israel e Irán, que han experimentado ataques mutuos con la mira puesta sobre el programa nuclear del régimen chií.
En este contexto, todos los países están tomando posiciones. Tiene especial relevancia la OTAN, que recientemente ha celebrado una cumbre en la que Estados Unidos ha impuesto a sus socios el aumento al 5% del PIB en gasto militar, aunque España se opone.
Pero también se están produciendo movimientos a nivel nacional para combatir nuevos contextos de guerra. Los conflictos ya no solo se dirimen en el campo de batalla, sino que también se componen de otros ataques, como los cibernéticos.
El país vecino de España que refuerza su ambición nuclear: el objetivo puesto en 2040
Ahora, Italia se prepara para reforzar su ambición nuclear. El jefe del Estado Mayor de la Armada Italiana, el almirante Enrico Credendino, ha expresado la intención de equipar a la institución para 2040 con un nuevo portaaviones de propulsión nuclear que permita abordar mejor las amenazas modernas.

Credendino defiende que este movimiento constituye un importante salto de capacidades que situaría a Italia como el tercer país del mundo en contar con un buque de estas características, siguiendo los movimientos de Estados Unidos y Francia.
Además, este nuevo paquete con equipamiento incluiría la adquisición de drones de diversas características y varios dispositivos para afrontar una de las grandes amenazas en la actualidad, la ciberguerra. "En cualquier caso, nuestros sesenta buques estarán equipados con amplios espacios para embarcar drones. El Trieste, nuestra unidad más reciente, ya embarca cazas y drones de diversos tamaños", ha explicado.
La ambición de Italia de hacerse con buques de propulsión nuclear se enmarcan en el programa Minerva, que fue anunciado por el Ministerio de Defensa italiano en 2023. Este programa consiste en tres grandes etapas: estudio de la viabilidad del empleo de reactores de nueva generación en buques de combate, diseño conceptual de la embarcación y una evaluación comparativa entre ese diseño y otro similar de propulsión convencional.
Con la adquisición de un buque de propulsión nuclear se podrían reducir considerablemente los espacios dedicados al almacenamiento de reservas de combustible para largos despliegues, lo que permitiría disponer de un mayor número de aeronaves o suministros. Además, si se logra su integración en un portaaviones, la Marina Militare podría realizar despliegues de largo alcance hacia el Ártico o el Indo-Pacífico sin depender de un reabastecimiento de combustibles fósiles frecuente que puede verse en peligro en situaciones de combate, con mayor capacidad de proyección e integración en fuerzas de tareas de la OTAN.
La institución está involucrada en varias labores de monitoreo que tienen como objetivo averiguar el desarrollo de la actividad de los buques rusos en la zona de Libia afín a Moscú, que tras la caída de Bashar al Assad en Siria constituye el principal punto de control en el Mediterráneo para el Kremlin.