La plataforma Kick está copando la actualidad, aunque en realidad por ser la base de multitud de polémicas. En ella mantienen su canal, por ejemplo, Simón Pérez y Silvia Charro, después de haber sido baneados en otras plataformas por la naturaleza de sus contenidos, basados en consumir sustancias como cocaína o hachís en directo, así como humillarse a cambio de donaciones.

Pero uno de los casos recientes que ha levantado todas las alarmas es el protagonizado por Raphaël Graven, conocido Jean Pormanove, un ciudadano francés que ha muerto a los 46 años. Tenía 500.000 seguidores que veían sus vídeos en los que básicamente se humillaba y dejaba dar palizas continuamente. Hasta que, finalmente, el pasado domingo, 17 de agosto, apareció muerto en pleno directo.
El cuerpo del creador de contenido apareció en un vídeo de su cuenta de Kick totalmente cubierto por una colcha, mientras que era golpeado con desprecio por un grupo de hombres que le acompañaba. Este vídeo ha levantado la alarma de las autoridades, que no habían considerado sospechoso el fallecimiento pero que ahora han abierto una investigación.
Así es Kick: la alternativa a Twitch que siembra la polémica
Todos estos contenidos violentos y contrarios a la dignidad humana más básica se están difundiendo en la plataforma Kick. Se trata de una web australiana lanzada en 2022 por Ed Craven y Bijan Tehrani, que también son cofundadores de otra plataforma de apuestas en línea, Stake.

Por el momento, Kick cuenta con el dinero obtenido por las apuestas de Stake como principal ingreso (y como una ruta para dirigir a los usuarios a su web de juegos de azar) y surgió como una alternativa a Twitch en búsqueda de creadores de contenido atraídos por menores restricciones, para explorar una mayor diversidad de temas y estilos.
Esta falta de control sobre el contenido que se difunde a través de la plataforma ha sido empleada por algunos usuarios para intentar monetizarla rompiendo con todos los valores éticos mínimos. En realidad, Kick destaca por el reparto de los ingresos, puesto que el 95% se destina al creador de contenido y, por tanto, el streamer se queda con la mayor parte de ganancias generadas por donaciones y suscripciones.
Además, una de las características de esta plataforma es su particular enfoque en la comunidad. Los usuarios pueden, al igual que en otras plataformas de streaming, interaccionar entre creadores y espectadores mediante chat u otras funciones. Sin embargo, al igual que todo el contenido, hay un filtro mucho menor, por lo que muchos usuarios emplean este medio, por ejemplo, para verter comentarios degradantes sobre las personas que participan en los vídeos.
Por otro lado, las normas laxas y el control errático del contenido también ha favorecido la promoción del discurso del odio a través de su canal. Una investigación elaborada por VoiceBox destacó que el lenguaje racista, antiLGTBIQ+ y machista entre creadores y seguidores era habitual. También referencias a violaciones y suicidios sin ningún tipo de baneo.
La falta de escrúpulos de la plataforma Kick y su carácter principal basado en la dirección de los usuarios a una plataforma de apuestas de los mismos fundadores, llevan a que potencie a creadores de contenido con multitud de usuarios. Mediante sus normas de contenido más laxas que la competencia, suele apostar por aquellos que lanzan vídeos extremos, logrando ingresos aún a costa de la dignidad o salud de quienes están realizando esos vídeos.