El joven muerto asfixiado brutalmente por un policía en la localidad madrileña de Torrejón de Ardoz era un paciente diagnosticado con una grave patología de salud mental. Como ha explicado su familia, estaba diagnosticado de esquizofrenia, había sido internado en un centro psiquiátrico en el pasado y había sufrido un intento de suicidio hacía tan solo un año que le había dejado en silla de ruedas durante una temporada. El joven seguía en tratamiento, pero se encontraba en la calle y consumía estupefacientes de forma habitual.
Las personas con esquizofrenia son pacientes extremadamente vulnerables que necesitan recibir tratamiento de por vida. Se incluyen medicamentos, terapias y ayuda para trabajar su autonomía personal. Esta enfermedad se caracteriza por una mezcla de alucinaciones, ideas delirantes o pensamientos y comportamientos desorganizados, según recoge la prestigiosa Clínica Mayo de Estados Unidos.
Asesinar a una persona por un simple móvil.
Un policía municipal, fuera de servicio, asfixia a una persona.
Ha sido en Torrejón de Ardoz #Madrid #Espana
Así está el mundo capitalista, vale más un teléfono, que la vida de una persona.
¡Qué asco de sociedad!pic.twitter.com/ltd1p4rP8A— Manel Márquez ???? (@manelmarquez) June 18, 2025
El origen de esta enfermedad no está claro, pero se atribuye científicamente a posibles desajustes en los neurotransmisores de la dopamina y el glutamato,. Los estudios de neuroimágenes evidencian cambios en las estructuras cerebrales y el sistema nervioso central, por lo que es una enfermedad cerebral y por tanto de origen físico. El actual consenso establece su desarrollo en una combinación de genética, neuroquímica cerebral y entorno.
El agente está en libertad con medidas cautelares
La familia se ha mostrado destrozada por la muerte del joven, que ha sido calificada por Más Madrid como un "asesinato racista". Dados sus problemas de salud, la víctima ya sufría un fuerte deterioro físico y su peso se situaba en tan solo 50 kilos. Su muerte se produjo a manos de un agente de policía, presuntamente preparado para desarrollar operaciones como inmovilizar a un ciudadano sin tener que acabar con su vida.
Por el momento, el agente implicado ha quedado en libertad tras pasar a disposición judicial, aunque con medidas cautelares. Se le imputa un delito de homicidio imprudente. La jueza encargada del caso tiene en su mano el testimonio de los testigos, que aparecen en el vídeo grabado gritando para que soltase a la víctima, que ya estaba con la cara morada y totalmente inconsciente mientras que el agente continuaba con el mataleón.