Cuenca es Ciudad Patrimonio de la Humanidad desde 1996 pero, a pesar de sus Casas Colgadas, sus murallas y su casco histórico; suele salir en muchos temas de conversación por un dicho que nada tiene que ver con sus monumentos: "Poner a alguien mirando a Cuenca". Quizás, si te lo dicen, no es para que conozcas la ciudad... sino como una clara referencia sexual.
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Sí, es una forma de llamar a la conocida postura del perrito o coito a tergo. Seguro que todo esto ya lo sabías y no te hemos descubierto nada nuevo. Pero, ¿sabrías decir de dónde viene la expresión? ¡Te lo contamos!
Esta expresión, tiene su origen en torno al año 1490 durante el reinado de Felipe I de Castilla, más conocido como Felipe el Hermoso. Aunque otros teóricos afirman que tiene relación con la frase "te voy a poner mirando a La Meca", utilizada con el mismo significado.
Entre la realeza y la religión
Vayamos por partes. Cuenta la leyenda que Felipe el Hermoso ordenó construir un observatorio astronómico en una torre cuando vivía en Toledo, con la idea de hacer de ese su lugar privado donde encontrarse con sus amantes. Así, cada vez que subía, le decía a su esposa Juana la Loca que iba a poner a una dama mirando a Cuenca para que disfrutara de las vistas. Seguramente que a Cuenca miraba... pero no en el sentido geográfico. Los cortesanos, que ya sabían cómo iba la historia, empezaron a utilizar la expresión en los burdeles de Castilla y su uso se expandió rápidamente.
La otra teoría es la religiosa. "Te voy a poner mirando a La Meca", también relacionada con la postura del perrito, y muy similar a la posición que adoptan los musulmanes al rezar, orientados hacia La Meca. Si se traza una línea desde Madrid hasta La Meca, la primera ciudad que corta la trayectoria es Cuenca. Aunque esta última teoría no nos convence mucho, para gustos los colores. Cuenca, La Meca, el perrito, o lo que sea, solo recordad una cosa: disfrutad.
