El auge de las aerolíneas 'low cost' ha popularizado los vuelos para todos. Los precios de los billetes se han democratizado y con el tiempo están siendo más accesibles para todos los bolsillos. Sin embargo, todo tiene una contraprestación, que se resume en peores servicios, retrasos más frecuentes o publicidad molesta en pleno viaje.
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Las aerolíneas están modificando frecuentemente su estrategia para adaptarse a los cambios en el mercado y 2026 no será la excepción. Algunas empresas ya han anunciado su intención de incorporar en los vuelos el conocido como asiento Skyrider 2.0, una pequeña plataforma sobre la que apoyarse y mantener una postura semierguida, casi de pie.
La incorporación de estos billetes pretende abaratar drásticamente los precios, e incluso algunas empresas se han comprometido a ofrecer viajes por un euro utilizando este tipo de asientos. El problema es que son altamente incómodos, pero reducen enormemente el espacio y permiten aprovechar al máximo los vuelos.
Un invento italiano
Los asientos Skyrider 2.0 parten de una idea de la firma italiana Aviointeriors en 2018. La empresa explicaba cómo es este diseño: "Inclínese, no se relaje: Descansará en un ángulo de aproximadamente 45°, con el peso sobre las piernas y los músculos centrales; piense en ello como un mini entrenamiento. Construcción liviana como una pluma: cada percha pesa aproximadamente la mitad de un asiento normal, lo que reduce el consumo de combustible. Abrochado el cinturón: Sí, hay cinturón de seguridad, sin caída libre en medio de turbulencias".
Este diseño de asiento reduce significativamente el espacio entre las filas. De este modo, las aerolíneas calculan que podrían transportar hasta un 20% más de pasajeros en viajes con una duración de dos horas o menos, siendo el único cambio la cantidad de personas transportadas por viaje.
La aerolínea que tiene mayor disposición a incorporar este modelo de asiento es Ryanair. Su presidente, Michael O'Leary, ha planteado en varias ocasiones esta posibilidad, que ya se había barajado previamente en otras ocasiones, desde 2012. Los billetes podrían reducirse hasta cinco e incluso un euro.
