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Televisión

Los 10 momentos más míticos de 'Los Simpson'

Recordamos los momentos más icónicos de la longeva ficción creada por Matt Groening.

Tras 30 años entreteniéndonos con sus divertidas historias, nadie puede negar que 'Los Simpson' se ha convertido en todo un referente de las series de animación. En cada capítulo se narra las aventuras de la familia formada por Homer, Marge, Lisa, Bart y Maggie, historias con cierta crítica social de fondo y en las que la comedia y lo absurdo cobran protagonismo.

Durante las 30 temporadas que la serie lleva en emisión hemos sido testigos de cómo los Simpson vivían todo tipo de situaciones, algunas más surrealistas que otras, pero regalándonos momentos que siempre quedarán en el recuerdo para todos los seguidores de la serie. ¿Eres capaz de recordar todos estos míticos momentos de 'Los Simpson'?

1 Lisa y su melocotonero

Además de ser la más inteligente de su familia, Lisa siempre se ha caracterizado por su compromiso con la naturaleza y el medio ambiente. En una de sus muchas acciones de su lucha por conservar el planeta, le rogó a su madre que le acompañara a una campaña en favor de los animales, prometiéndole que ese iba a ser su regalo de cumpleaños y no les iba a pedir nada más. Como toda madre, Marge le recordó que ya había gastado el comodín del cumpleaños con un melocotonero que plantaron para ella en pleno jardín de la casa, recordándole que hacía tiempo que no jugaba con su árbol. Ese comentario nos regaló una de las escenas más recordadas de la serie, a Lisa bailando y cantando la canción "Juego con mi melocotonero".

2 Sin tele y sin cerveza, Homer pierde la cabeza

Uno de los clásicos de cada temporada de 'Los Simpson' es el episodio especial por Halloween en el que suelen recrear o generar referencias a clásicos del cine o de la literatura de terror. En uno de esos capítulos, los guionistas nos sorprendieron con su peculiar versión de 'El resplandor', en el que Homer parodia a Jack Torrance, el protagonista de la mítica película de Stanley Kubrick. En concreto, Homer enloquece por completo al ser privado de las dos cosas que más le apasionan en la vida y nos sorprende con la ya clásica frase "Sin tele y sin cerveza, Homer pierde la cabeza", unas palabras que aparecen pintadas por todas las paredes y que son una clara alusión y crítica a la adicción a la televisión y a la vida sedentaria.

3 Pato, pato, pato, pato

Ralph Wiggum es uno de los personajes más entrañables de la serie gracias a su inocencia y forma de ser. Precisamente, esa manera tan natural en la que se muestra nos ha dejado momentos para la historia, por lo que resulta difícil quedarse con un único instante protagonizado por el hijo del jefe de policías. Sin embargo, hay una secuencia que permanece en nuestra memoria por lo surrealista que fue, aquella vez en la que Ralph acudió a una fiesta en honor de Bart y participó en uno de los juegos tirándose un largo rato caminando en círculos alrededor del resto de invitados y diciendo aquello de "Pato, pato, pato, pato", pero sin decir jamás la palabra "ganso" que ponía fin al juego. Pero él era tan feliz que incluso continuó dando vueltas cuando ya todos se habían marchado.

4 No conquistas nada con una ensalda

Al contrario que su padre o su hermano, Lisa es mucho más comedida a la hora de comer y prefiere una dieta vegetariana en lugar de atiborrarse a carne y grasas saturadas. Pero Homer y Bart nunca han logrado comprender que a Lisa no le guste la carne y trataron de convencerla de la necesidad de ingerir este tipo de alimentos, con un alegato por parte del cabeza de familia muy típico de él, en el que defendía la presencia de la carne en las grandes celebraciones. Para mejorar su explicación y dejar bien claro que, para él, con verduras y frutas no consigues nada, Homer encabezó una canción a la que se unieron Bart y Marge para entonar aquello de "No conquistas nada con una ensalada".

5 La canción del monorraíl

En la cuarta temporada los habitantes de Springfield se enfrentaron a la llegada de un hombre de lo más peculiar que les proponía la adquisición del primer monorraíl de la ciudad, una idea que fascinaba a la mayoría de la población, pero que Marge declinó porque creía más conveniente invertir el dinero en la reparación de la calle principal. Lyle Lanley, con su carisma y amabilidad, se ganó rápidamente la aprobación de la ciudad, sobre todo después de que entonara su famosa canción del monorraíl, una melodía con la que terminó por convencerles y a la que los ciudadanos de Springfield no se pudieron resistir. Lástima que finalmente todo resultó una estafa en la que únicamente salió ganando Lyle Lanley.

6 Voy a matar a Moe... Wiiiii

Moe es uno de esos personajes que representa el tópico de hombre huraño, solitario y con muy pocos amigos. Sin embargo, en alguna ocasión le hemos visto enamorarse y hacer de todo para conquistar a la mujer por la que bebía los vientos. Es el caso sucedido en la novena temporada, cuando encuentra a su media naranja y hace lo imposible para agasajarla. Tanto es así que, para cobrar el dinero del seguro, le pide a Homer que le ayude y destroce su coche, pero finalmente termina en la cárcel por culpa de Moe, que en vez de ayudar a su amigo decide renegar de él y hacerse el sorprendido como si no supiera nada. Cuando Homer consigue salir de prisión decide ir en su busca para vengarse por semejante traición, regalándonos una de las escenas más icónicas de toda la serie.

7 Spider cerdo vs Harry Poppoter

El éxito cosechado por 'Los Simpson' durante tantas temporadas de emisión en televisión provocó que los responsables de la serie decidieran llevar la historia de nuestros protagonistas a la gran pantalla. De este modo, 'Los Simpson: La película', se estrenó en 2007, presentándonos a algunos personajes que todavía no habían aparecido en la serie origina, entre ellos el conocido como Spider Cerdo. Homer se encariñó de un adorable cerdo al que apodó de esa forma, creando incluso una canción de lo más pegadiza. No obstante, tampoco podemos olvidar que fue el propio Homer el que también le cambió el nombre a Cerdo Poppoter, con una caracterización parodiando a Harry Potter.

8 Barney y la parodia a John Lenon y Yoko Ono

En uno de esos episodios en los que deciden retroceder en el tiempo para contarnos el pasado de nuestros protagonistas conocimos al grupo musical que Homer formó junto a Apu, el director Skinner y Barney. Los cuatro crearon una especie de tributo a Los Beatles generando su propia banda y cantando incluso en una azotea, tal y como hizo en su momento el mítico grupo. De hecho, la agrupación terminó cuando Barney inició una relación sentimental con una chica japonesa y sacaron una canción en la que solo se escucha a ella decir "númelo 8" y a Barney eructando, una parodia y clara alusión a la situación que vivieron Los Beatles cuando John Lennon se enamoró de Yoko Ono y todos acusaron a la mujer de provocar la ruptura del grupo.

9 El actor secundario Bob y los rastrillos

Cada uno de los personajes de 'Los Simpson' tiene alguna frase, algún gag o alguna forma de actuar que le caracteriza. En el caso del actor secundario Bob, el malvado ayudante de Krusty el payaso que ha intentado durante mucho tiempo terminar con la vida de Bart, golpearse con rastrillos se ha convertido en un símbolo de su personaje, sobre todo desde aquella escena en la que estuvo durante un largo tiempo atrapado entre varios rastrillos que no hacía más que pisar una y otra vez. De hecho, cuando conocimos a su hijo, el pequeño Gino, también imitó de su padre demostrando que había heredado esta peculiar capacidad de pisar un rastrillo y golpearse en la cara.

10 Homer se come a Tenacitas

Uno de los momentos más tristes para el cabeza de familia fue cuando asesinó sin darse cuenta a Tenacitas, la langosta a la que acabó cogiendo cariño y cuidando como si de una mascota se tratase. Todos vimos cómo se fue forjando esa bonita relación, en la que Homer mimaba en todos los sentidos a Tenacitas, tratándola incluso mejor que a sus propios hijos. Sin embargo, el final de la langosta llegó con un baño demasiado caliente que terminó cociendo al pobre animal. Eso sí, una vez pasó a mejor vida, Homer fue el encargado de comérsela, eso sí, entre sollozos y sin dejar que nadie más de su familia pudiese degustar el rico manjar.

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