El rey Carlos III de Inglaterra ha aparecido en la visita de estado del presidente francés, Emmanuel Macron, a las islas, con una imagen que ha despertado todo tipo de comentarios sobre su estado de salud. El monarca presentaba un ojo muy enrojecido y mucho se ha especulado sobre su situación real.
El ojo del monarca evidenciaba un color enrojecido, una situación que se produce tras la ruptura de una vena interior o cuando se ha producido un golpe. A pesar de ello, el Palacio de Buckingham ha confirmado que sufre un derrame ocular por la rotura de un vaso sanguíneo en el ojo.
Esta es una dolencia común que pueden padecer los pacientes sobre todo cuando se suceden épocas de altos niveles de estrés y la tensión se mantiene en niveles superiores a los habituales. La mancha rojiza que deja este suceso suele ser inofensiva y no afecta a la visión, aunque el monarca se echaba la mano al ojo de vez en cuando.

El Palacio ha recalcado que este incidente no tiene ninguna relación con el tratamiento que está recibiendo contra el cáncer y destacan que el monarca sigue desempeñando sus funciones públicas con normalidad a pesar de su diagnóstico. Este tipo de casos se suelen resolver sin mayor complicación, por sí solos, en un plazo de entre una y dos semanas.
Acuerdos entre Reino Unido y Francia
La reunión de Carlos III con Emmanuel Macron se ha producido en el marco de una visita del presidente galo a Inglaterra. Se trata de una visita de Estado de tres días al país, la primera de este tipo de un mandatario de la Unión Europea desde el Brexit, para profundizar vínculos bilaterales.
Emmanuel Macron acudió junto a su mujer, Brigitte. Ambos fueron recibidos por los príncipes de Gales, Guillermo y Kate, al pie de la escalerilla del avión presidencial francés que aterrizó en la base de la Real Fuerza Aérea de Northolt, al oeste de la capital británica.
Desde esta base, donde también se encontraba la embajadora francesa en Reino Unido, Hélène Duchene, los Macron y los príncipes de Gales se dirigieron en el coche hasta el castillo de Windsor, situado a las afueras de Londres, para ser recibidos con honores por los reyes Carlos III y Camila.