Un juzgado de Ávila investiga si Ana Julia Quezada, asesina confesa del niño Gabriel Cruz y condenada a prisión permanente revisable, obtuvo un teléfono móvil en la cárcel de manera irregular. Un escándalo mayúsculo, puesto que habría sido un intercambio por favores sexuales.
La causa se encuentra en estos momentos en manos del Juzgado de Instrucción número 4 de Ávila. Se está analizando si varios trabajadores del centro penitenciario de Brieva (Ávila) habrían mantenido relaciones sexuales con Ana Julia Quezada a cambio de permitirle el uso de un teléfono móvil.
La investigación judicial, que lleva desarrollándose alrededor de un año, analiza si los hechos denunciados podrían constituir un delito de cohecho que implicaría a varios funcionarios que en estos momentos desarrollan su trabajo en la cárcel femenina abulense.
Sexo por un teléfono móvil
En el marco de las investigaciones, se recoge la declaración de un educador del centro, que coincide con los testimonios de tres internas y una cuarta mujer, que es actual pareja de Ana Julia Quezada. En ellos, se apunta a que la reclusa habría mantenido encuentro sexuales con el personal del centro, incluyendo al cocinero, utilizando supuestamente un teléfono móvil que les habría proporcionado.

Los informes sugieren que Ana Julia Quezada podría haber grabado los encuentros sexuales con el objetivo de realizar diferentes chantajes a la dirección del centro penitenciario y, de este modo, presionar para su traslado a una prisión de Barcelona.
Entre los documentos, figura un escrito de la directora del centro, Laura Pérez, que tuvo conocimiento de "datos de especial relevancia sobre la interna" a través de un educador. En el informe se recoge que Quezada afirmaba tener un móvil con grabaciones, incluyendo imágenes en vídeo de un funcionario dentro de su celda.