El mundo vive uno de sus momentos más convulsos desde la II Guerra Mundial. Las guerras de Gaza, Ucrania o Israel e Irán han saltado todos los equilibrios internacionales y surge el temor a un conflicto nuclear por las potencias que se están viendo implicadas.
Sin embargo, un hipotético escenario de ataque nuclear sería una auténtica catástrofe. El elevado número de víctimas mortales en el momento del ataque se uniría a otros factores como las consecuencias derivadas de la destrucción de infraestructuras o las consecuencias de la radiación en los ciudadanos, cultivos o agua.
La radiación inicial provocaría un síndrome de radiación aguda en la población próxima a los lugares afectados. Esto generaría síntomas como náuseas, vómitos o la muerte en tan solo unos días. Además, la falta de recursos por contaminación abriría un posible conflicto por la supervivencia para acceder a aquellos que no se hayan visto afectados.
Qué situación enfrentaría Europa por un conflicto nuclear
Los países más expuestos se situarían en las regiones de Europa central y oriental. Naciones completas como Alemania, Italia o Polonia serían los más expuestos por su ubicación estratégica, mientras que otras naciones periféricas como España, Portugal o Irlanda podrían tener una situación mejor.

En todo caso, depende del objetivo del ataque. Si se dirige contra la OTAN, casi todo el continente se vería afectado, pero si solo se buscase colapsar el Viejo Continente, los verdaderos damnificados serían las naciones más poderosas como Francia y Alemania.
En el caso de que esté dirigido contra Oriente Próximo, el ataque afectaría especialmente al Mediterráneo, incluyendo España, que tendría problemas con su mar. Si procede de Rusia, el este de Europa y los países bálticos se verían especialmente damnificados.
Todo dependería del objetivo y los intereses buscados con un ataque. Una ojiva nuclear generaría una onda expansiva destructiva en un radio de 1 a 2 kilómetros, con incendios a gran escala y la proliferación de radiación gamma que causaría un síndrome de radiación aguda en zonas cercanas.
Otro de los grandes problemas sería la lluvia radioactiva, que traería partículas transportadas por el viento que contaminarían el suelo, el agua y el aire a cientos de kilómetros de distancia. En este caso, las fronteras demostrarían ser barreras artificiales y todos los seres humanos se verían afectados por igual.