La vivienda siempre se considera el espacio más privado, pero también se encuentra sometida a regulaciones. Una de las dudas llega para aquellos fumadores con balcón. ¿Está realmente permitido consumir tabaco en esta estancia de la casa?
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A pesar de que se trata de parte del hogar, la realidad es que el humo del tabaco puede llegar a molestar a otros vecinos, colarse por las ventanas o afectar a la calidad de vida del resto de propietarios o inquilinos del inmueble.
La Ley de Propiedad Horizontal (LPH) regula la convivencia en comunidades de propietarios y se encarga de este tipo de cuestiones. La norma no contempla una prohibición expresa de fumar en balcones, terrazas o patios privados cuando se trate de un espacio de uso individual, aunque no excluye posibles límites.
Límites a fumar en el balcón de casa: esto es lo que dice la ley
A pesar de la ausencia de una prohibición explícita, la realidad es que sí se contemplan algunas restricciones. Si el humo y olor del tabaco afecta reiteradamente y de forma comprobable a otros vecinos, por ejemplo al entrar por la ventana o ventilaciones, se puede considerar una actividad perjudicial y se ampararía en el artículo 7.2 de la Ley de Propiedad Horizontal.
Dicho artículo permite que la comunidad o afectados puedan reclamar al propietario o inquilino de la vivienda cesar con una conducta molesta, incluyendo el derecho a acudir a los tribunales si resulta pertinente. Algunos casos extremos han llevado a los jueves a prohibir abiertamente fumar en determinadas zonas e imponer indemnizaciones por daños y perjuicios.
Por este motivo, no hay una prohibición explícita que abarque el acto de fumar en el balcón de la vivienda. Sin embargo, hay límites a contemplar, siempre que se vulnere el derecho de los vecinos al descanso, salud o tranquilidad.
Además, las comunidades de vecinos tienen posibilidad de incluir normativas específicas en sus estatutos, cuando sean aprobadas por mayoría cualificada, para restringir o regular el consumo de tabaco en zonas privadas que generen molestias.
En todo caso, a pesar de cómo aparece contemplado en la normativa, la mejor clave es optar por el diálogo y llegar a acuerdos en las comunidades de vecinos para favorecer prácticas responsables con la convivencia vecinal.
