Muchas personas han vivido la situación. Tras un echar un sueño, te despiertas y la almohada aparece empapada de baba. Limpias las comisuras de tu boca y surge la pregunta. ¿Qué ha sucedido para que hayamos salivado hasta el extremo mientras estábamos dormidos?
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Los expertos indican que vivir estas situaciones con frecuencia puede indicar que pasa algo en nuestro organismo. El problema más común es la apnea del sueño, que provoca la obstrucción de la vía aérea superior y puede incluso construir una obstrucción en la garganta o en la nariz, que favorece el babeo, pero sobre todo el ronquido. Pero hay más. Estas son algunas de las causas concretas:
- Infecciones y alergias: un resfriado, alergia estacional, faringitis y otras infecciones pueden causar inflamación de las fosas nasales y, con ello, el bloqueo de las vías respiratorias. Por esta circunstancia, es posible que respiremos por la boca y haya más babeo de lo habitual.
- Apnea obstructiva del sueño: es un trastorno respiratorio relacionado con el sueño que provoca que la respiración se corte bruscamente cuando estamos descansando. Su principal causa es que sufrimos descansos muy poco reconfortantes y en casos extremos puede llegar a ser incapacitan. Además, este problema contribuye a aumentar la respiración por la boca, por lo que hay más probabilidad de babeo.
- Bruxismo: el babeo suele acompañar al bruxismo o el rechinar de los dientes durante el sueño, por su asociación a respirar por la boca.
- Reflujo gastroesofágico: ante la irritación del esófago, el cuerpo puede producir una mayor cantidad de saliva para reducir la irritación, lo que provoca un aumento del babeo.
- Efectos secundarios de los medicamentos: la salivación y el babeo son efectos de algunos medicamentos, como antibióticos, medicamentos antipsicóticos y medicamentos contra el Alzheimer.
- Hipersalivación: hay muchas personas que, por su propia biología, producen saliva en exceso .
La posición en la que dormimos influye
Todas estas circunstancias se suman a la posición en la que solemos realizar nuestro descanso. Cabe tener en cuenta que las personas que duermen de costado o boca abajo, o con la boca abierta, tienen una mayor probabilidad de babear durante el sueño. Dormir boca arriba, por contra, suele estar relacionado con un menor babeo.