Uno de los productos más consumidos en los supermercados es el queso. Disponible cada vez en mayores versiones y formatos, se trata de un producto muy socorrido en la nevera que además ayuda a complementar los mejores platos.
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Una de las variedades más populares por su versatilidad y comodidad de consumo es el queso en lonchas. Se encuentra disponible en todas las superficies a las que podamos acudir y puede ayudar a elaborar un sándwich, una hamburguesa o incluso comiéndolo solo.
Ante la popularidad de este producto, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha lanzado una advertencia, puesto que no todos los productos de queso en lonchas son realmente queso. Por este motivo, es vital fijarse siempre en el etiquetado, puesto que puede que nos encontremos ante un producto ultraprocesado muy dañino para la salud.
Cabe tener en cuenta que el verdadero queso tan solo precisa de pocos ingredientes. Se trata de la leche pasteurizada, cuajo, fermentos lácticos y sal. Puede tener también cloruro cálcico y lisozima como conservantes naturales, nada más Si se incluyen aceites vegetales, almidón, colorantes o potenciados del sabor, estaremos ante un producto ultraprocesado cuyo consumo no es del todo recomendable.
Estos son los peores quesos del supermercado, según la OCU
La OCU ha analizado varias marcas de queso en lonchas de los supermercados españoles y advierte: hay algunos productos que no son adecuados si queremos llevar una dieta saludable. El organismo pone el foco especialmente en los productos tipo fundido o para gratinar, que suelen contener más grasa vegetal que láctea y cuya textura, más plástica que cremosa, es indicativa de la calidad del producto.
Muchos de estos quesos se suelen presentar como una opción de consumo infantil para bocadillos rápidos o cenas improvisadas. El consumo habitual de estos productos para niños puede derivar en exceso de grasas malas, aditivos o sal.
Un producto de calidad puede ser bueno para nuestra dieta. Aporta proteínas, grasas saludables, calcio. vitaminas esenciales. Los quesos como la mozzarella, queso de Burgos o el requesón suelen tener menor grasa y sal que los curados.
Los quesos frescos, al contar con mayor agua, engordan menos y son menos calóricos. Por este motivo, a diario se pueden consumir porciones de entre 80 y 100 gramos de esta variedad, que se deberían reducir a unos 30 o 40 gramos de tres a cuatro veces por semana en el caso del curado.
