La extrema derecha no tiene límites en sus discursos. Si en España surgen formaciones de todo tipo, incluidas VOX o Se Acabó La Fiesta; también hay una versión catalana 'indepe' que ya tiene representación en el Parlament y gobierna en Ripoll: Alliança Catalana.
Una consecuencia del 'procés' y del auge internacional de los movimientos de corte xenófobo que ahora toma su forma aprovechando la cuestión migratoria y el ultranacionalismo catalán. La formación intenta ahora liderar este movimiento y se aprovecha de la situación de los partidos más fuertes, como ERC o Junts, a la espera de renovar liderazgos.
Pero esta nueva formación ahora encuentra sus referentes en laos peores momentos de la historia. El apartheid, los regímenes racistas y segregadores que se impusieron en la segunda mitad del siglo XX en África meridional, son ahora los referentes abiertos de Alliança Catalana.
Rodesia: un modelo para una Cataluña independiente según Alliança Catalana
En este contexto, Jordi Aragonès, que es el ideólogo de la alcaldesa ultra de Ripoll y líder del partido Silvia Orriols, así como primo del ex presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, ha puesto como ejemplo a la república de Rodesia para una futura Cataluña independiente.
La república de Rodesia de Ian Smith fue un estado racista en el que se aplicó desde 1965 (tras una declaración unilateral de independencia de Reino Unido) un régimen de apartheid en gran medida similar al sudafricano. Entre otras, se concebía un sistema basado en la supremacía blanca, sin derechos para la mayoría negra de la población, incluyendo restricción del derecho del voto, segregación en áreas residencias o educativas, así como otras formas de discriminación.
Las medidas aplicadas en Rodesia tuvieron un efecto similar a Sudáfrica y dio pie a la guerra civil de Rodesia, que duró durante más de una década y que básicamente fue un conflicto entre la minoría blanca gobernante y los movimientos de liberación africanos. Finalmente, en 1980, tras negociaciones y presión internacional, se llegó a un acuerdo para la independencia de Zimbabue y el final de la segregación.
Desafío al Estado mediante la cuestión racial
Ahora, el dirigente de extrema derecha apuesta por preparar el terreno para un nuevo desafío al Estado: "En caso de que se lograra resistir las primeras semanas de choque directo con las fuerzas policiales y armadas españolas, se entraría, inevitablemente, en una nueva etapa: la disputa efectiva por el control del territorio".

En su texto, que recoge la revista digital Esperit (donde se recogen los escritos supremacistas y racistas del independentismo), Aragonès sostiene sus posturas en un artículo que lleva por título 'Cataluña y el precedente rodesiano', como recoge Crónica Global.
Durante el escrito se defiende en todo momento a la república de Rodesia como un referente para Cataluña, así como que la independencia "será el escenario idóneo para replantear, con una mirada restrictiva y rigurosa, los mecanismos de adquisición de la nacionalidad catalana, especialmente en el caso de los ciudadanos de origen español que hayan obtenido la vecindad civil catalana después de diez años de residencia continuada, tal y como prevé el artículo 14 del Código Civil español".
Aragonès sostiene que España activaría una estrategia internacional "presentando a la administración catalana como una entidad dominada por una fuerza infestada de racismo y con intenciones de promover una política de discriminación étnica".
"Si se intenta desacreditar a Catalunya con la acusación de estar gobernada por un régimen racista, no deberíamos recular ni un solo paso en nuestra determinación. La restitución del Estado catalán representaría una ocasión única para revisar con criterios propios -y sin injerencias externas- las políticas migratorias impuestas durante las últimas décadas", manifiesta el texto, que recoge en todo momento el modelo de Rodesia y el contexto tras la "restauración" del Estado catalán.
"Es un trabajo esencial de todo nacionalista prepararse para encarar los peligros que puedan amenazar la paz, la prosperidad o la propia supervivencia de su nación. Por ello, comparar la declaración unilateral de independencia de Rodesia del Sur y la restauración de las libertades constitucionales del Estado catalán (988-1714) puede ser enormemente útil para anticiparnos a las dificultades que experimentará nuestra administración si decide romper los lazos que actualmente la unen al Reino de España. Los problemas que se encontró Salisbury serán —podemos poner la mano en el fuego— los problemas que vivirá Barcelona cuando tenga que recuperar lo que las armas le quitaron a principios del siglo XVIII", escribe en el texto.
El escrito defiende que "el mensaje que debería transmitirse con claridad a los gobiernos e instituciones internacionales sería doble: primero, que el pueblo catalán está dispuesto a defender la restitución de su Estado hasta las últimas consecuencias, asumiendo todos los costes que conlleva el ejercicio pleno y real de su soberanía; y segundo, que negar el reconocimiento de Cataluña, no sólo supone económica y geopolítica, acabaría siendo mucho más costoso que una aceptación ordenada de la nueva realidad".
Modelo racial de Rodesia
En el escrito, también se defiende el modelo racial de Rodesia: "Mientras que Pretoria establecía una segregación racial absoluta y legalmente definida, Rodesia impulsó una constitución que, si bien mantenía una clara discriminación estructural, se articulaba sobre un sufragio censatario multirracial. La nueva República introducía, por ejemplo, un senado con representación para blancos y negros que tenía 23 senadores, 10 de cada raza y tres elegidos por el presidente con independencia de su etnia. Se articuló un sistema electoral separado pero con participación de ambos grupos, y un mecanismo que vinculaba el número de diputados negros al porcentaje de impuestos sobre la renta que pagaban estos ciudadanos".
A su juicio, por entonces no se buscaba "instaurar la supremacía blanca", sino "avanzar hacia una paridad de razas progresiva, en la que el peso político de los negros crecería con su aportación fiscal. Equiparlo mecánicamente con el apartheid sudafricano era una justificación interesada".
Para la independencia, Aragonès defiende que Cataluña no necesitaría mayor apoyo internacional que el de Andorra y que sería un aliado de la república catalana para su superviviencia, como el régimen sudafricano facilitó el comercio exterior de la Rodesia blanca: "Andorra puede convertirse para Cataluña en lo que Mozambique y Sudáfrica fueron para Rodesia: un canal logístico, un apoyo discreto pero decisivo, y una vía de acceso comercial y diplomático con todos aquellos actores que vieran en la secesión catalana una oportunidad para enriquecerse o alcanzar objetivos".