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30 años del secuestro y asesinato de Anabel Segura: el crimen que mantuvo en vilo a España

Los secuestradores fueron identificados gracias a los audios con los que extorsionaron a la familia de la joven.

30 años del secuestro y asesinato de Anabel Segura: el crimen que mantuvo en vilo a España

El 12 de abril se cumplen 30 años del secuestro y asesinato de Anabel Segura. Esta joven, que en el momento de los hechos tenía 19 años, fue secuestrada mientras corría en la urbanización de La Moraleja, en el barrio de Alcobendas, Madrid.

Los asesinos fueron identificados y detenidos gracias a los audios que enviaron a la familia para extorsionarla. El supuesto secuestro duró dos años y cinco meses, aunque más tarde se descubriría que la habían asesinado después de cuatro horas de retenerla.

Los hechos ocurrieron el 12 de abril de 1993, en la urbanización Intergolf de La Moraleja. Anabel Segura se encontraba haciendo footing cuando unos secuestradores la introdujeron en una furgoneta blanca, dejando atrás dos prendas deportivas, además del Walkman que utilizaba la joven para escuchar música mientras hacía deporte. Un jardinero del colegio Escandinavo fue el único testigo del secuestro, ya que escuchó los gritos y pudo ver el vehículo del secuestro además de a los dos autores, Emilio Muñoz y Cándido Ortiz, que fueron también ayudados por Felisa García.

Los secuestradores, cuando fueron preguntados por la policía, aseguraron que se trató de un móvil sexual, una versión que no creyeron las investigadores ya que supieron que los autores del crimen sabían que el padre de la chica era consejero delegado de Lurgi S.A., una potente firma dedicada a procesos de ingeniería industrial.

150 millones de pesetas

A lo largo de dos meses, los secuestradores fueron pidiendo a la familia grandes cantidades de dinero para devolverles a su hija. La cifra llegó a las 150 millones de pesetas (900.000 euros). Representantes de la familia acudieron en varias ocasiones a puntos de encuentro para realizar el intercambio, a los que los asesinos nunca acudieron. La familia de la víctima llegó a ofrecer 60 millones de pesetas a quién diera alguna pista acerca del paradero de Segura, llegando incluso a contratar a empresas especializadas en secuestros para que los ayudaran.

La familia mantuvo contacto telefónico con los secuestradores hasta en una veintena de ocasiones, siendo la última el 24 de julio de 1993. En una ocasión, recibieron una cinta en la que se podía escuchar una voz que imitaba a la de su hija asegurando que se encontraba bien y pidiendo su rescate. Se pudo demostrar más tarde que se trataba de la complice del secuestro, Felisa García. En ese momento, el cadáver de su hija se encontraba en una fábrica de ladrillos abandonada en Numancia de la Sagra, Toledo.

'Bolo'

El Área de Acústica Forense de la Policía Nacional consiguió identificar a Emilio Muñoz gracias a una técnica, novedosa por aquel entonces, que analizaba la voz de la persona y podía elaborar un perfil llamado 'pasaporte vocal', que logró averiguar que vivía en Toledo, aproximar su edad y asegurar que podía ser bebedor. La clave fue la palabra 'bolo' escuchada en una de las grabaciones. Se trata de una expresión toledana que facilitó la creación de un cerco para buscar a los autores del secuestro.

El 28 de septiembre de 1995, la Policía detuvo en Escalona a Felisa García, en Pantoja a Emilio Muñoz, y en Madrid a Cándido Ortiz. Los tres confesaron y dieron la localización del cadáver. El Tribunal Supremo sentenció a los dos hombres a 43 años y seis meses de cárcel, y a Felisa García a dos años y cuatro meses. Emilio Muñoz, tras 18 años en prisión, quedó en libertad (a causa de la doctrina Pator). Cándido Ortiz murió en la cárcel en el año 2009.

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