Nuevo retroceso en los derechos LGTBIQ+ a nivel internacional. El parlamento de Burkina Faso ha aprobado una ley que prohíbe la homosexualidad y establece penas de cárcel de entre dos y cinco años a quienes la infrinjan.
La norma ha salido adelante mediante una modificación del Código Personal y de las Familias que fue ratificada por unanimidad en la sesión parlamentaria del lunes, más de un año después de que el gobierno militar del capital Ibrahim Traeré la introdujera.
La norma entrará en vigor de inmediato, según ha anunciado el ministro de Justicia, Edasso Rodrigue Bayala. En una comparecencia televisada, ha calificado las relaciones entre personas del mismo sexo como un "comportamiento extraño" y ha defendido que esta medida quiere reforzar los "valores del matrimonio y la familia" en el país.
"La ley prevé penas de prisión de dos a cinco años y multas. Y si la persona que comete estas prácticas homosexuales es asimilada, incluso en comportamientos extraños que así lo sugieran, comparecerá ante el juez", ha declarado el ministro.
La norma también afecta a los ciudadanos extranjeros. Si se establece cualquier tipo de condena, la sanción incluye la expulsión del país. La norma fue respaldada por los 71 miembros no electos de la Asamblea Legislativa de Transición, órgano instaurado en diciembre de 2023 por la junta militar.
Esta norma sustituye a la conocida como 'ley Zatu', que permanecía vigente desde 1990 y regulaba el estatuto personal. Sin embargo, hasta ahora ninguna disposición legal en Burkina Faso había mencionado específicamente la homosexualidsad.
Legislaciones en contra de la homosexualidad
De este modo, Burkina Faso se une a más de la mitad de los 54 países africanos que mantienen legislaciones en contra de la homosexualidad, con sanciones desde varios años de prisión hasta la pena de muerte.
A pesar de que la aplicación de este tipo de normas suelen recibir críticas a nivel internacional y presión desde los países para que sean derogadas, la realidad es que no cuentan con rechazo interno. Las carencias de países menos desarrollados y los problemas de acceso a bienes básicos se unen con una población que aprecia la homosexualidad como una conducta importada de países ricos y no una orientación sexual.
Burkina Faso se encuentra bajo control militar desde el golpe de Estado de 2022, que llevó a Ibrahim Traoré, próximo a la milicia Wagner y aliado acérrimo de Rusia, al poder en este punto próximo al Sahel africano.

Los soldados que tomaron el poder prometieron la estabilidad del país y una gobernanza más justa. Sin embargo, la realidad es que el Gobierno ha recibido multitud de denuncias desde organizaciones de derechos humanos por restringir libertades fundamentales mediante arrestos masivos y la incorporación forzada de críticos a las filas del ejército.
Ibrahim Traoré ha intentado alzar su imagen pública más allá de sus fronteras e intenta posicionarse como un líder panafricanista. Cuenta con un discurso centrado en la independencia frente a Occidente y ha calado especialmente entre la juventud alentando el orgullo africano como contraposición.