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Una ONG ofrece sexo a personas con discapacidad

La ONG Hand Angels ha sido objeto de polémica entre acusaciones de prostitución, aunque sus responsables se defienden.

Las personas con diversidad funcional (término a emplear en sustitución de palabras como 'discapacitados' o 'minusválidos', que resultan peyorativos), cuenta con múltiples problemas a la hora de enfrentarse en su vida diaria. Barreras arquitectónicas, falta de comprensión de los espacios o aislamiento. Cada caso produce una serie de consecuencias con las que el afectado ha de enfrentarse en su vida diaria.

Con el fin de reducir barreras, la legislación ya contempla la adaptación de diversos ámbitos para que sean accesibles para todos. Muestra de ello, por ejemplo, es la obligatoriedad de emitir parte de la programación en lengua de signos o la imposición de colocar rampas y ascensores allá donde una silla de ruedas no puede llegar.

Lejos de todos estos cambios, hay una ONG taiwanesa que está realizando una labor... que está siendo bastante polémica.

En concreto, la intención de Hand Angels (Manos de Ángeles en su traducción literal), es la de ofrecer la posibilidad de que las personas con diversidad funcional severa puedan alcanzar el orgasmo que no podrían obtener por sus propios medios.

La idea partió de Vicent, enfermo de poliomelitis, un trastorno infeccioso que afecta generalmente al sistema nervioso y que puede provocar parálisis, atrofia muscular y deformidades y que inutilizó sus piernas.

Vicent fue el precursor de esta idea
"Vicent fue el precursor de esta idea"

Aunque él sí que podía experimentar el orgasmo, descubrió que había otras personas incapaces de usar sus manos de una forma natural. Por ello, Vicent propuso crear un grupo de voluntarios que ayuden a este tipo de personas a ofrecer servicios sexuales. 

La medida ha generado rápidamente una amplia controversia por el hecho de que se puede catalogar como prostitución, al estar empleando a personas, dentro de una organización, para el simple fin de ofrecer servicios sexuales.

Vicent se defiende y afirma que las sesiones se planifican siempre con seis meses de antelación con reuniones en las que se pacta el acuerdo de antemano. Además, aclara, los participantes son voluntarios y no están cobrando por los servicios sexuales que están prestando.

Para Daan, uno de los participantes en esta organización, los encuentros son como "una aventura de una sola noche con una chica que conocí online". En este caso, el voluntario relata que su cliente, Mei Nu, era una mujer que se encontraba muy nerviosa porque nunca había estado desnuda delante de nadie, salvo de sus cuidadores. Sin embargo, afirmó que tras esta experiencia, terminó por sentirse muy feliz y satisfecha por alcanzar una sensación que por sí sola no hubiera obtenido. 

¿Es ético que haya voluntarios ofreciendo servicios sexuales a personas con diversidad funcional?

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