Es muy común en estos días que, tras una cena o celebración, sobre vino en la botella y se decida taparlo con su corcho original hasta su próximo uso. Sin embargo, este gesto aparentemente inofensivo puede ser perjudicial para la conservación del vino, según advierte Alba Atienza, sumiller y fundadora de Lacrima Terrae.
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En un vídeo compartido en sus redes sociales, Atienza explica que volver a colocar el corcho en la botella deja un espacio vacío en el que se acumula oxígeno. Este elemento es el principal responsable de la oxidación del vino, lo que acelera su deterioro y altera su sabor.
Para evitarlo, la experta recomienda un método más eficaz: verter el vino sobrante en un tarro de cristal con tapa hermética. Al reducir el contacto con el oxígeno, se prolonga su conservación, manteniendo sus características originales durante más tiempo.
El lugar de almacenamiento también es clave
Más allá de cómo se cierre el recipiente, la sumiller subraya la importancia del lugar donde se almacena el vino. Lo ideal es guardarlo en un espacio fresco, oscuro y con una temperatura constante, como un sótano o una habitación orientada al norte. En cambio, se deben evitar zonas con humedad elevada o con cambios bruscos de temperatura, como la cocina.
Claves para identificar un buen vino
A la hora de escoger un vino de calidad, la experta aconseja fijarse en tres aspectos fundamentales. En primer lugar, su color debe ser vivo e intenso, con reflejos brillantes. En segundo lugar, el aroma es determinante, ya que un buen vino desprende notas afrutadas, florales, especiadas o minerales. Por último, el sabor debe ser equilibrado, con una acidez agradable y taninos suaves que aporten estructura.