Claudio, un joven tinerfeño de 17 años, se puso en contacto con una manicurista del sur de la isla para hacerse las uñas. El contacto se llevó a cabo a través de WhatsApp con un tono amable, pero cuando la esteticista supo que se trataba de un hombre, se negó a darle cita.
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"Yo espero que no te ofendas, yo trato con respeto a todas las personas, sin importar su género o la condición sexual que elijan para sí, pero con mucho más respeto me trato a mí misma, por eso el hecho de hacerle las uñas a un chico choca directamente con mis creencias y con mi conciencia, no es nada contra ti personalmente", lanzó, para finalizar con un "espero que lo entiendas".
Caden Ser ha publicado el resto de la conversación, en la que la manicurista continúa: "A lo mejor otra persona, por no tener esta conversación contigo, -que realmente es incómoda-, te haría las uñas y ya. Pero yo soy una persona que siempre ha pensado que hablando se entiende la gente".
Ante la estupefacción del joven, tratándose de un claro caso de homofobia, la trabajadora argumenta: "Simplemente somos personas diferentes con puntos de vista diferentes y eso no quiere decir que nos faltemos el respeto, para nada".
#CasoUñas
El caso ha sido denunciado a través de las redes sociales por el artista y activista LGTBI Alex Mercurio, que compartió con todos sus seguidores los mensajes que entabló el joven con la esteticista. "Claudio me envió una situación con una chica que hace uñas, que se negó a hacérselas por ser un hombre. No sé muy bien qué pensar porque cada uno en su negocio está en el derecho de hacer el trabajo que quiera, pero huele un poquito como a homofobia",ha relatado.
Rápidamente la historia, bajo el hashtag #CasoUñas, se ha vitalizado y decenas de hombres han comenzado a compartir fotografías de sus manicuras para dejar claro que arreglarse o pintarse no tiene género y que, sobre todo, hay que tener tolerancia cero con la homofobia.