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Almeida cae en la broma de dos humoristas rusos y ofrece deportar refugiados ucranianos para combatir en la guerra

Los humoristas se hicieron pasar por el alcalde de Kiev para hablar con Almeida, queapoya "castigar" a "los bastardos rusos" que viven en España.

Almeida cae en la broma de dos humoristas rusos y ofrece deportar refugiados ucranianos para combatir en la guerra

Los humoristas rusos Alexéi Stolianov y Vladimir Kuznetsov han gastado bromas a políticos y famosos de todo el mundo, desde George W. Bush a Elton John pasando por Fidel Castro. El pasado mes de junio pusieron en su objetivo a varios alcaldes europeos, como el de Berlín, el de Viena o el de Madrid.

Haciéndole creer que hablaba con su homólogo de Kiev, Vitali Klitschko, José Luis Martínez-Almeida mantuvo una conversación telemática con los cómicos el pasado 24 de junio, en la que le pidieron que deportara a los refugiados ucranianos para que "mueran en el campo de batalla". El regidor madrileño no solo accedió, sino que ofreció transporte para dicha tarea, que viola el derecho internacional.

El falso alcalde de Kiev explica que muchos hombres huyeron de Ucrania cuando estalló la guerra contra Rusia, por lo que no tienen suficientes soldados en el frente para combatir: "No deberían relajarse en las playas, su tarea es morir en el campo de batalla o ganar está guerra". Es entonces cuando le pide a Almeida si apoyaría deportar a refugiados para combatir en la guerra.

"Por supuesto, no creo que sea un problema", responde de inmediato el propio Almeida, que añade: "Madrid apoya el envío de ciudadanos ucranianos a su país para que participen en las hostilidades". A continuación, expone que Madrid tiene la capacidad de transporte para las deportaciones.

La conversación prosiguió con los humoristas preguntándole al conservador sobre qué estaba haciendo el Ayuntamiento para incautar los bienes de los rusos que viven en la capital madrileña y si sería posible que, una vez intervenidos, estos fueran distribuidos "gratis" a los ucranianos refugiados.

Almeida asegura entre que se han puesto en marcha todos los recursos para "aplicar todas las resoluciones de la Unión Europea relativas a los rudos en España". Además, asegura que "es necesario castigar a los bastardos rusos aquí en España y en Madrid".

Heces y desnudos en la cumbre de la OTAN

La conversación, que se alarga 17 minutos, fue poco a poco degenerando y volviéndose más surrealista. El supuesto alcalde de Kiev asegura que activistas ucranianos en España van a hacer una actuación "desnudos" ante las delegaciones de la OTAN en Madrid y a "embadurnarlos de heces fecales".

El alcalde madrileño se ofrece entonces a "hablar con la embajada sobre esta actuación" si realmente "consideran que es de su interés". "Muy interesante. Probablemente es la mejor metáfora para mostrar a al gente lo que está pasando actualmente en Ucrania", apunta Almeida, que entre risas declina participar en esta acción. "No estoy tan seguro de mi figura", se excusa.

Ambos hablan también sobre el Covid y el impacto que ha tenido en sus respectivos países. El supuesto alcalde de Kiev confiesa que no cree en el virus y que sólo lo utilizó como negocio para ganar dinero. Afirma que ni él ni su presidente, Volodímir Zelensky, están vacunados contra el Covid y que en su lugar compraron un certificado de vacunación falso. Almeida, atónito, no puede contener la risa, aunque asegura que "el pluralismo de opiniones es importante".

"Carapolla"

No es hasta que la conversación se mete en el terreno personal llegando a las faltas de respeto cuando Almeida se percata de que algo no va bien y corta la comunicación. Primer le preguntan por el motivo de su apodo, "Carapolla", a lo que el madrileño responde entre risas que se trata de un descalificativo de sus enemigos políticos y que se debe al tamaño de su nariz. "Estás muy informado sobre mí y sobre Madrid, enhorabuena", comenta Almeida.

"¿Quizás recuerdes cuando te metí la polla en la boca?", le dice el humorista al ser preguntado por Martínez-Almeida sobre si ha estado alguna vez en Madrid. Al edil del PP se le cambia el rostro y trata de reconducir la conversación pero ls rusos insisten en lo mismo. El madrileño, contrato, mira a sus asesores y finalmente se corta la comunicación.

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