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Política

Manuela Carmena fue entrevistada por Carmen Maura en 1981... y ya era la Carmena actual

Sale a la luz una entrevista de Manuela Carmena en 1981 en la que ya hablaba de la importancia del cambio, de la transparencia y de la libertad.

Maldita hemeroteca, que diría Ana Pastor. En 1981 Carmen Maura y Javier González Ferrari entrevistaban a Manuela Carmena, la actual alcaldesa de Madrid, cuando era una joven jueza de 37 años con el pelo rizado y castaño. Han pasado 34 pero, más allá de los cambios físicos -y del hecho de que el presentador se encontraba fumando en televisión-, Carmena parece seguir siendo la misma: a comienzos de los ochenta ya hablaba de la importancia de los cambios, de la transparencia, de la justicia, de la libertad y hasta los gestos y expresiones faciales eran los mismos que los actuales.

Carmena empezó a ejercer como jueza precisamente en el año 1981, aunque, a la pregunta de Carmen Maura "¿cómo digo, señora juez o señora jueza?", responde con simpatía: "pues Carmen, hija, como tú quieras, llámame Manuela", esbozando esa sonrisa que tanto caracteriza a la alcaldesa.

Carmena tenía los mismos gestos hoy y ayer
"Carmena tenía los mismos gestos hoy y ayer"

La entrevista comienza preguntándole por qué renunció a su despacho de abogados, cuando funcionaba muy bien, a lo que Carmena responde a favor de la necesidad de hacer cambios: "parece como si en la vida tuviera que durar todo mucho. Se piensa en una profesión para toda la vida, en un matrimonio para toda la vida, en una casa para toda la vida... yo creo que esto no debe ser así, a la vida hay que dejarla que ella vaya marchando". Así comienza explicando que, tras mucho tiempo defendiendo a obreros, consideraba establecidos ciertos derechos.

Carmena aboga en el vídeo de 11 minutos de duración -que no tiene desperdicio- por una justicia con formas "más modernas" que acabe con el temor que ha inspirado tradicionalmente. Tras la pregunta por la diferencia de la función de un juez en una democracia y una dictadura, defiende una ley que cuente con el beneplácito de todos los ciudadanos, porque de lo contrario "no es juzgar" sino "cumplir órdenes" de un poder autoritario. En este sentido, deja caer la importancia de la mujer en los cargos judiciales, algo poco común en la época: "la mitología representaba a la justicia con forma de mujer. Yo creo que la justicia actual, la justicia de España, tiene que dar a luz unas nuevas formas".

La actual alcaldesa madrileña apuesta también por la transparencia en los procesos y defiende la presencia de medios y televisión en los juicios, especialmente en los más relevantes, como el del golpe de Estado ocurrido el 23 de febrero de ese mismo año: "la publicidad no es que sea un deseo, es que es un imperativo de la ley. [...] Yo creo que todos los españoles tenemos derecho de saber qué es lo que ocurre en aquella sala, qué dicen los testigos, qué dicen los abogados". Esto también afectaría a la claridad de las sentencias para que fuesen más claras y comprensibles.

Propuestas propias de Manuela Carmena

Como curiosidad histórica, también llaman la atención sus protestas ante la antigüedad de las infraestructuras, pues explica que lo más moderno que tenían en los juzgados eran "máquinas de escribir", que gran parte de las actas de los juicios se escribían "a mano" y que los sumarios se cosían "con aguja e hilo".

Ante este problema, Carmena reclama ciertos "medios mínimos" y propone una de esas medidas que tanto la caracterizan (y que, si no viésemos la imagen, podríamos pensar que es actual): "en un país como este, que hay un gran paro, que la Administración del Estado está abonando seguro de desempleo a muchos trabajadores que no están haciendo nada, fijaos lo que significa que, sin embargo, en parte de esa Administración, en concreto la Administración de Justicia, estemos deseosos de gente. Necesitamos gente, que vaya a escribir a máquina, que vaya a recoger papeles, a abrir puertas... hace falta gente y esa gente, no sabemos por qué, no viene".

Para finalizar, defiende la reducción y clarificación de leyes y la necesidad de que exista la libertad de expresión, "un derecho constitucional que no se puede medir". Carmen Maura despide la intervención con un "espero Manuela que no me devuelvas la entrevista, yo sentadita en el banquillo y tú con tu toga puesta".

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