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Sí, la bolsa se puede manipular; y sí, es completamente legal

Existen programas informáticos, los agentes, que permiten realizar millones de operaciones bursátiles en solo unos segundos.

En el año 2014 se publicaba en Estados Unidos un libro que levantó ampollas por todo el mundo. El texto, que todavía no cuenta con traducción al español, se titulaba 'Flash Boys: A Wall Street Revolt' y estaba escrito por Michael Lewis, un trader reconvertido en periodista financiero. El libro en cuestión fue muy controvertido porque denunciaba el uso de las máquinas de alta frecuencia de inversión o High Frecuency Trading (HFT), un tipo de algoritmo que está convirtiendo los mercados financieros mundiales en un juego en cuyas instrucciones está escrito que siempre gana la banca.

1 El uso de agentes en la bolsa: operaciones automatizadas en microsegundos

HFT implica el uso de sofisticadas herramientas tecnológicas y algoritmos informáticos para negociar valores rápidamente. Básicamente, todo lo que antes hacían en la bolsa personas con papel y boli, comprando y vendiendo acciones en función de unas características, se ha automatizado. Eso implica que se ha producido una diferencia fundamental: ahora la velocidad de las transacciones ha aumentado exponencialmente, y se puede llegar a realizarlas en fracciones de segundo.

Para que esto sea posible se ha utilizado lo que se conoce en el campo de la inteligencia artificial como agentes, unos programas codificados para tomar decisiones y realizar acciones de forma autónoma. En el caso concreto del HFT, los agentes están diseñados para comprar y vender paquetes de acciones de forma autónoma.

Los agentes están diseñados para comprar y vender paquetes de acciones de forma autónoma

Por otra parte, cuando estos agentes comienzan a comprar y vender acciones se produce un proceso de perfeccionamiento de sus métodos de actuación; de esta forma un agente que compra y vende acciones realizando un análisis de las noticias financieras más importantes del día tendrá ventaja con respecto al agente que no esté diseñado para ello. Por contraparte, un agente que no esté programado para analizar esta información funcionará siguiendo unas pautas más simples, con lo que podrá realizar un mayor número de operaciones.

En un segundo se hacen millones de operaciones
"En un segundo se hacen millones de operaciones"

Si bien en los primeros años de utilización de esta tecnología se tardaban unos segundos en completar una operación, el proceso de sofisticación de estos agentes ha llegado a un punto en el que, gracias a la fibra, estas operaciones se pueden realizar en milisegundos. Y, gracias a las ondas entre torres de control, en microsegundos. Es decir, a día de hoy es posible realizar un millón de operaciones bursátiles en un segundo.

Operando con tan poco margen, la localización del rúter más cercano a la fuente de información es un asunto primordial: cuanto más cerca se encuentre antes podrá recibir dicha información, procesarla y reaccionar ante ella. Debido a esto existen muchas empresas que ofrecen el servicio de co-location, que está disponible en las principales bolsas del planeta.

La práctica habitual del HFT es enviar una serie de órdenes de compra o venta a un precio determinado; órdenes que no se llegan a ejecutar porque la máquina las cancela. Teniendo en cuenta que tienen la capacidad de conocer cuáles son las órdenes de venta del resto de operadores, comienzan a bajar o subir deliberadamente el precio de sus ventas. Por tanto, todas las órdenes que el HFT ejecuta se realizarán a un mejor precio. Incluso aunque la diferencia del precio sea de un céntimo, teniendo en cuenta el número de operaciones que puede desarrollar en un segundo, el beneficio de la operación completa es de millones.

2 Los pequeños espías

El problema de utilizar estos agentes, como se puede deducir, es que no juegan en las mismas condiciones que el resto de los inversores.

El hecho de invertir en bolsa no genera un valor añadido; es decir, cuando se produce una transacción, lo que gana uno lo pierde otro (exceptuando la comisión que pueda llevarse el bróker, o alguna situación similar). Esto implica que el inversor arriesga su dinero jugando en bolsa.

No existe el riesgo al que se enfrentan los inversores, puesto que estos programas siempre ganan

Sin embargo, los agentes inteligentes son capaces de leer información mucho más rápido, por lo que tienen tiempo para recabar las órdenes de otras personas, analizarlas y reaccionar a ellas vendiéndoles exactamente la acción que demandan con un precio un poco superior (incluso de céntimos).

Actualmente, el HFT es legal
"Actualmente, el HFT es legal"

En el caso del HFT, por tanto, no existe el riesgo al que se enfrentan los inversores, puesto que estos programas siempre ganan. Evidentemente esto implica que los inversores siempre pierden.

En este sentido, se podría pensar que el HFT es una trampa legalizada, puesto que antes de que el inversor haya finalizado la compra de un valor, actividad que requeriría unos segundos, el agente inteligente ya ha realizado la operación quedándose unos céntimos, como si de un impuesto privado se tratase.

3 La legalidad de la trampa

A pesar de que estas nuevas técnicas no se han dado a conocer al gran público hasta hace relativamente poco tiempo, lo cierto es que la Securities and Exchange Commission (SEC) norteamericana reguló estas transacciones en 1998. A día de hoy se estima que en Estados Unidos, entre el 60 y el 70 por ciento de estas transacciones están realizadas a través de estos agentes. En el caso europeo la cifra baja al 36%, siendo Reino Unido el país que más los utiliza.

¿Cómo pueden ser legales los agentes?
"¿Cómo pueden ser legales los agentes?"

Si las tácticas de estos agentes son o no legales es lo que llevan planteándose las autoridades financieras desde 2009. El Senado norteamericano y la Comisión Europea han investigado y planeado en multitud de ocasiones la necesidad de controlar al HFT. De hecho, tras la publicación del libro de Lewis en 2014 se inició una investigación por parte del FBI sobre estos aparatos, ya que sospechan que las firmas utilizan la información que manejan para otros inversores en beneficio propio. Es decir, que antes de que el HFT añadiese su 'impuesto' para el inversor que había contratado sus servicios, se investiga que la empresa que presta esos servicios haya podido utilizar esa información para operar sobre esa transacción.

Sea como fuere, lo cierto es que a día de hoy estas máquinas siguen operando y volviéndose más sofisticadas. El poder está en sus códigos.

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