25 dólares. Esto es lo que paga la empresa norteamericana NextGen Jane a las voluntarias que aporten sus tampones usados. Ya se han recogido más de 1.5000 tampones de distintas mujeres para estudiar su sangre menstrual. Se comenzó pidiendo voluntarias "típicas", con nivel de flujo de bajo a medio, nivel de dolor menstrual soportable y sin tener antecedentes conocidos de enfermedades reproductivas. A día de hoy, lo que se busca es este producto de mujeres que hayan tenido dificultades para quedarse embarazadas, con o sin diagnóstico de endometriosis.
Y es que aunque tradicionalmente se ha tratado a este fluido como algo "sucio" y sin interés, la realidad es que la sangre menstrual es muy útil para los estudios. La sustancia que expulsa tu cuerpo durante la menstruación se llama endometrio, y contiene información de todo lo que pasa en tu cuerpo, desde cambios hormonales hasta los provocados por alguna enfermedad.
La empresa Nextgen Jane fue fundada en 2014 por Ridhi Tariyal -científica e ingeniera- y Stephen Gire -científico y diseñador- con el fin de estudiar este fluido, más desconocido de lo que pensamos. De esta forma, llevarán a cabo estudios sobre la adenomiosis, fibromas, partos prematuros, preeclampsia y perimenopausia.
Las propiedades de la sangre menstrual
"En Jane aprovechamos eta capacidad del útero para actuar como centinela de tu salud y la ampliamos a nivel molecular", ha explicado en su página web la empresa. Además, este fluido contiene células de revestimiento uterino, células madre, plasma y anticuerpos, entre otros.
Un estudio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) denuncia que la educción menstrual en España es deficiente. Sara Sánchez, autora principal del estudio, afirma que "La menstruación sigue siendo tratada como un tema incómodo que hay que ocultar y de aquello que se oculta, no se habla, no se investiga, no se legisla y no recibe la atención necesaria. Pero la salud menstrual requiere de esa atención".
El estudio reflejó también que un 5,7% de las mujeres encuestadas no sabían bien lo que era la regla cuando les llegó por primera vez. Además, un 56,1% no sabían qué hacer en ese momento. Las emociones más comunes y preocupantes que se han registrado ante la primera menstruación en las mujeres que la tienen son la preocupación, la vergüenza, el miedo y el estrés.
Ahora más que nunca se hace necesario mejorar la educación en salud menstrual desde los colegios para que esta condición tan común deje de ser un tabú. De esta forma, podrán llevarse a cabo más iniciativas como la que propone NextGen Jane.
