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En esto se ha convertido la educación desde que tú estudiabas

El sistema educativo está irreconocible desde que tú estudiaste. O quizá no tanto: parece que llueve una y otra vez sobre mojado. Tanto cambio y tanta vuelta para que al final los chavales no sepan ni dónde están. Luego que si hay abandono.

Quizá echar la vista atrás y recordar cómo eran las cosas cuando aún vestías ese odioso uniforme de pantalón corto para ellos -sin importar los temporales a los que hubiera que enfrentarse- y de faldita plisada para ellas te haga sentirte un poco viejo. Pero al parecer la educación es como la moda, siempre vuelve, y ahora estamos inmersos en un proceso de cambio educativo que mucho recuerda a lo que vivieran nuestros padres, pero del que los actuales alumnos no tienen ni idea de cómo interpretar. ¿Qué es esto, la versión retro de la educación? ¿Los hipsters educativos?

La desidia del estudiante

1 Adiós a la Selectividad

La Selectividad ha sido, es, y sigue siendo -aunque al parecer no por mucho tiempo- un hito en la historia de cualquier estudiante de las últimas generaciones que ha sucumbido a las noches de cafeína y a los apuntes con complejo de 'La historia interminable'. La Selectividad era un antes y un después, el final de una etapa de revoluciones hormonales mal gestionadas mezcladas con exámenes que se reproducían por generación espontánea, convertidos en un cóctel molotov andante de alumnos medio zombies, que deambulaban mendigando un poco de vida entre parcial y parcial. Pero también era la puerta de acceso a la gloriosa universidad, ese nuevo comienzo donde todo prometía ser muy rollo americano y party hard. Pero no nos engañemos, en la universidad los exámenes han encontrado un método todavía más rápido de reproducción, y entre trabajos de grupos más numerosos que algunas cuentas de Facebook, preguntas envenenadas de tipo test y los dichosos Trabajos de Fin de Grado -entre nosotros, los malditos TFG- casi llegas a echar de menos tener la cara salpicada de granos, ya que al menos tenías algo de tiempo para maquillarlos y disimular las ojeras.

Cómo ha cambiado la educación desde que tú estudiabas

Pero ahora todo eso se viene abajo con la nueva reforma de la educación, la Lomce (Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa), con la que pretenden volatilizar la Selectividad y convertirla en una especie de reválida final de Bachillerato. Educación a la antigua usanza. Pero si con eso se creen que van a evitar las concentraciones de macrobotellones en los campus cuando se acerca el buen tiempo y los exámenes tocan a su fin, lo llevan claro.

El caso es que como parece que hay que cambiar más de ley educativa que de ropa interior, ahora que parecía que todo el mundo tenía más o menos claro el funcionamiento de la Selectividad sobre 14 puntos -aunque todavía hay algún despistadillo que no sabe cómo va la cosa-, quieren cambiar de nuevo todo el sistema para volver a hacer un lío a los pobres pupilos que ya no saben a qué atenerse. Luego que si hay abandono.

La educación en 2016

2 Hasta los 18 no podemos conducir pero a los 15 ya podemos tirar nuestra educación por la borda

Y es que tal y como están las cosas -que se complican cada vez más y más- toda la formación que podamos recibir es poca. Pero de ahí a que casi haya que hacerse un máster en comprensión de reformas y nuevos métodos educativos para saber dónde tengo que matricularme el año que viene, va un trecho. Porque con nuestra nueva amiguita educativa, la Lomce, que verá su aplicación en el curso 17-18 (en caso de que salgamos en algún momento de esta situación de Gobierno en funciones), hay todo un esquemita digno de los planos de arquitectura faraónica en el que es más fácil perderse entre flechitas de colores que encontrar alguna de las salidas que llevan (muy eficientemente todas, sí señor) al mercado laboral. Seguro que Wes Ball se basó en esta nueva reforma educativa cuando concibió 'El corredor del laberinto'. Las premisas son las mismas: muchos chavales confusos con futuro incierto luchando por encontrar la mejor escapatoria hacia el mundo que les espera fuera, quizá demasiado hostil.

La Lomce, el azote de los estudiantes

Pero como estamos en plena época del resurgir de los superhérores, desde el Gobierno se han hecho eco del momento y han venido a salvar a toda nuestra juventud, librándoles de la carga de la educación obligatoria un poco antes. De nuevo volvemos a una época anterior, donde con 14 tiernos añitos ya podías sacarte las castañas del fuego y empezar a trabajar -donde pudieras o te dejaran-. Ahora con 15 primaveras, cuando lo que más te preocupa en el mundo es convertir el uniforme de las monjas en la nueva imagen de la sensualidad, te dan a elegir si quieres seguir sufriendo la desmesurada tortura de los libros de texto o por el contrario te dejas seducir por el dulce aroma del dinero que se esconde detrás de esa Formación Profesional con un lavado de cara que son ahora los grados básico, medio y superior.

¿Bachillerato o Formación Profesional?

Aunque no contentos con eso, los valientes y temerarios grumetes estudiantiles que no abandonen el barco y se queden para seguir sufriendo un poco más también tendrán que tomar decisiones de las que luego no podrán arrepentirse. Porque claro, como todo el mundo sabe, los adolescentes en plena ebullición son las personas más conscientes y menos impulsivas en la toma de decisiones. Por eso deben escoger si quieren las matemáticas 'fáciles' (para terminar el colegio y salir del paso) o las 'difíciles', las únicas que les permitirán continuar sus estudios en Bachillerato y Universidad.

3 Reconstruyendo los cimientos de la escuela tradicional

Pero si hay algo en lo que parece que sí vamos hacia delante, y no imitando el movimiento de nuestros amiguitos Austropotamobius pallipes (cangrejo de río, no asustarse), es en la concepción de la educación. Las nuevas corrientes educativas quieren acabar con esas enormes parrafadas escuetamente memorizadas y tan atropelladamente olvidadas para dar lugar a una época de aprendizaje sin parangón. La nueva escuela quiere dotar a los niños de las herramientas suficientes para que sean autosuficientes en su aprendizaje, que se basará más en la experimentación empírica y la correlación de conceptos que en un profe aburrido repitiendo una y otra vez la misma cantinela. El problema es, ¿cómo van a poder esos niños enfrentarse a la nueva reválida de Bachillerato, con sus 350 preguntas tipo test? Pero claro, de aquí a que esta nueva hornada de criaturitas crezcan, igual vamos por la vigesimoséptima reforma laboral, la Ley Orgánica Más Que Mejorada y Requetecambiada A Gusto de Todos (Lomqmagt), y ya no tienen que preocuparse por eso.

Aprender a aprender

Con tanta reforma, tanto cambio, tanta vuelta a empezar... es normal que tengamos la cabeza hecha un lío y acabemos firmando cosas sin querer, y los nuestros sean los próximos nombres en aparecer en los Papeles de Panamá.

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