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La masacre de Londres le obliga a dejar su cena a medias y vuelve al día siguiente para pagar su cuenta

"Si tomar algo y flirtear con chicos guapos les molesta, voy a hacerlo más", ha afirmado Richard Angell.

Richard Angell, un joven londinense de 33 años, ha sido noticia por el siguiente gesto: dejó su cena a medias en el Arabica Bar And Kitchen en medio del atentado en Borough Market por el que murieron siete personas y fueron heridas otras 36.

A pesar del miedo que evidentemente, vivió ante tal terrible experiencia, Richard no dudó en volver al día siguiente al lugar de la tragedia para realizar un bonito gesto: pagar la cuenta de la cena que dejó a medias.

Richard Angell, en el lugar del atentado
"Richard Angell, en el lugar del atentado"

Pero lo más importante de todo elo ha sido la manera en la qe ha desafiado al terrorismo: a través de la palabra, la mejor arma contra aquellos que sólo comprenden la violencia y la intolerancia.

Por todo ello, Angell ha querido defender los valores de la tolerancia y no ha querido achantarse ante el terror: "Si tomarme un gin tonic en un bar agradable y flirtear con chicos guapos, pasar el rato con chicas maravillosas, es lo que tanto les ofende, voy a hacerlo más", ha relatado en declaraciones a Channel Four.

Las palabras de Richard Angell han sido toda una demostración de fuerza y de reivindicar los valores que reinan entre nuestra sociedad ante los que quieren imponer la barbarie: "Esta gente no debe ganar. Borough Market es uno de mis lugares favoritos en la mejor ciudad del mundo. No voy a permitir que actos bárbaros de gente cobarde minimicen eso", ha relatado ante el micrófono.

Su testimonio

El testimonio de todo lo sucedido da escalofríos y muestra todo lo que vivieron las personas que acudían un sábado cualquiera a disfrutar del buen tiempo en una de las zonas de ocio más concurridas de Londres. Todo cambió cuando aparecieron los atacantes:

El camarero puso un pie en la puerta para asegurarse de que estaba cerrada mientras la gente se escondía bajo las mesas y tras las sillas para cubrirse. Miré hacia arriba y vi a un chico tirarle una mesa a alguien. Ese hombre heroico que vio lo que estaba ocurriendo comenzó a tirarle a esos cobardes todo lo que se le ponía por delante. Un chico llegó del restaurante de al lado con la mano en el cuello, cubierto de sangre. Yo estaba cuidando de una mujer embarazada, era mi prioridad. Necesitaba un sitio en el que sentarse y algo de agua mientras intentábamos entender lo que estaba pasando. Sabíamos que estábamos en medio de algo serio. La policía apareció, escuchamos dos disparos y luego hubo más. Unos 30 minutos después comenzaron a evacuarnos. Vimos que la gente dejaba atrás sus pertenencias. Había zapatos de mujer en los sitios de los que habían salido corriendo

Ante toda la experiencia que ha vivido, Richard ahora alaba el trabajo de las fuerzas y cuerpos de seguridad, así como del personal sanitario, que ha permitido salvar muchísimas vidas.

Porque la situación era muy crítica: "Había sangre en las calles, un grupo de paramédicos estaban cuidando de una mujer que estaba bocabajo. Le dieron la espalda al peligro para intentar salvarla. Si eso no es heroísmo no sé qué lo es. La policía nos mantuvo seguros".

Todo un ejemplo de civismo y una buena muestra de todo lo que se vivió en Londres durante aquel fatídico día.

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