El pleno del Congreso del miércoles 24 estuvo cargado de debates y polémica, pues se trataron temas como el Brexit, la UE y la venta de armas a Arabia Saudí. Pero no quedaron de lado pequeñas pugnas ente Pablo Iglesias y el PP, Joan Tardà y la monarquía, y ahora la ruptura de relaciones entre Pedro Sánchez y Pablo Casado.
El mandatario del PSOE centraba su debate en los resultados de la última cumbre europea y esto derivó en una pequeña batalla dialéctica por el tema independentista catalán. Pablo Casado intervino en las explicaciones de Sánchez acusándole de que era "partícipe y responsable del golpe de Estado que se está perpetrando en España". Al líder popular parecía no importarle la crudeza de sus palabras e ignoraba el apoyo que el Gobierno del PP recibió por parte del PSOE en tiempos de Rajoy, fundamental para la aplicación del artículo 155 de la Constitución.
Con un tono diferente al habitual, claramente ofendido, Sánchez pidió que retirara sus palabras: "Si no retira que yo soy un golpista, usted y yo no tenemos nunca nada más que hablar". Pablo Casado, lejos de hacer caso al presidente, sólo se dignó a suavizar sus palabras, reduciendo la responsabilidad de Pedro Sánchez a "responsable de no atajar el golpe al Estado que se está dando en Cataluña".
Durante el resto del debate en el Congreso, el líder socialista pidió a Pablo Casado que retirara sus declaraciones en hasta en tres ocasiones, pero él se negó: "No se ponga usted tan digno, porque ya le di razones de lo que está pasando en Cataluña sin que se tomen medidas".
Además, el presidente del PP reprochó a Sánchez que el Gobierno presionara "a los fiscales" para cambiar la tipificación de los delitos que mantienen a los independentistas catalanes en la cárcel o en el extranjero. Pedro Sánchez cree que "todo es asumible", pero no le "puede acusar de ser un supuesto golpista" porque además eso "llena de ignominia a su grupo parlamentario".
El jefe del Ejecutivo intentó varias veces que el líder de la oposición retirara sus acusaciones en vistas a un posible futuro consenso en el caso de que haya que volver a actuar en Cataluña, sin descartar la aplicación del artículo 155: "Si nos tenemos que ver en una situación parecida a la de hace un año, se necesitaría un amplio consenso parlamentario".
Finalmente, pasadas las once de la noche, fuentes de La Moncloa confirmaron la ruptura de relaciones entre Pedro Sánchez y Pablo Casado, aunque no con el PP: "Las relaciones con el presidente del PP, Pablo Casado, están rotas. Consideramos que ha perdido el respeto institucional".
Los partidos catalanes también se sintieron ofendidos por el PP
En la batalla entre ambos partidos, el resto de formaciones políticas también se posicionaron, con mayor o menos repercusión. Tal y como confirmaron fuentes cercanas a Pablo Casado, el discurso de Albert Rivera pasó a un segundo plano en este tema. Sin embargo, al portavoz del PNV, Aitor Esteban, también le ofendieron las declaraciones que estaba dando el líder popular: "Basta ya de banalizar el significado de un golpe de Estado".
Por su parte, Joan Tardà (ERC), intentó devolverle el ataque: "Señor Casado, ustedes nos fusilarían. El señor Rajoy, no; nos metería en la cárcel, pero ustedes nos fusilarían". Con estas declaraciones, el portavoz de ERC se remitía a las palabras del entonces vicesecretario del PP Pablo Casado en octubre de 2017, tras el referéndum ilegal de Cataluña, en las que advirtió a Carles Puigdemont de que podría acabar como Lluis Companys, presidente catalán de la Segunda República que murió fusilado por la dictadura en 1940.
