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Ciencia

Un físico argentino explica cómo viajar en el tiempo

Gustavo Esteban Romero explica como se podrían utilizar fenómenos de la naturaleza parea manipular el tiempo y el espacio.

Un físico argentino explica cómo viajar en el tiempo

Gustavo Esteban Romero es un físico y profesor argentino que trabaja enseñando en la UNLP, investigando en el CONICET y dirigiendo el Instituto Argentino de Radioastronomía (IAR). En una entrevista con Clarín, habla sobre los viajes en el tiempo y su viabilidad. Empezaron preguntándole sobre el hecho de que no haya visitantes del futuro en nuestro tiempo presente.

Stephen Hawking quiso demostrar la imposibilidad de que no existan máquinas del tiempo invitando a todos los viajeros del tiempo a una cena, a la que nadie asistió. El físico cuenta como Kip Thorne, Nobel de Física, aseguró que sería imposible construir una máquina del tiempo que viaje a momentos anteriores a su creación, y así se creó la famosa 'paradoja de Hawking'.

Romero asegura que la fantasía de viajar en el tiempo llegó antes a la literatura que a la física, gracias a la esperanza de progreso que trajo la Revolución Industrial. El primero fue Enrique Gaspar i Rimbau, quien ideó una máquina, llamada anacronópete, para viajar en el tiempo. "Hoy se piensa en aprovechar ciertos fenómenos naturales, para poder manipular el espacio y el tiempo a conveniencia", asegura.

Hipótesis contrafácticas

Las hipótesis contrafácticas, las cuales plantean situaciones hipotéticas que se habrían generado a través de hechos que podrían haber ocurrido, son un tema que está muy presente en el mundo del estudio del espacio-tiempo. El director del IAR asegura que siempre han existido y que pueden provocar crisis existenciales. Esto fue en parte un detonante de que pasara a ser físico relativista.

Él recomienda ciertas obras de la literatura como 'Por sus propios medios' (1941) y 'Todos Ustedes, zombies' (1958). En cuanto a películas, habla de 'Predestinación', una película protagonizada por Ethan Hawke que se desarrolla en un bucle temporal, argumento muy similar al de 'El serrucho'.

Otra de las grandes obras que han llevado a un impulso en el desarrollo de la ciencia de los viajes en el tiempo ha sido 'Contacto' (1985), de Carl Seagan, físico y asesor de la NASA. En ella se utiliza un agujero negro para viajar de una estrella a otra de forma inmediata. "Él no era físico relativista, sino físico planetario, por lo cual decidió consultar a su amigo Kip Thorne. Este replicó que esto no era realista, pero no se quedó de brazos cruzados". En una búsqueda por salvar a su amigo, Thorne investigó sobre la posibilidad, y terminó hallando la teoría de los agujeros de gusano, estudio que se publicó en el American Journal of Physics.

Descubrió gracias a un compañero que, además, se podrían conectar no solo dos puntos del espacio, sino del espacio-tiempo. A partir de esa base, y después de una publicación en Physical Review Letters, se comenzó a hablar de la posibilidad de utilizarlos para viajar en el tiempo. "Thorne propuso un espacio-tiempo que no tiene una topología plana, sino una que se puede doblar. Por eso, uno puede entrar por un lado y salir por otro, de forma casi instantánea, conectando dos puntos lejanos del espacio-tiempo, tanto para el pasado como para el futuro".

Teoría de los agujeros de gusano

Con la teorización sobre los agujeros de gusano se abre otra posibilidad, la de su 'fabricación'. Según Romero, requeriríamos de masa exótica, una con atracción negativa, la que provoca que el universo se expanda. "Para construir un agujero de gusano que tenga un tamaño apreciable como para que una persona pueda atravesarlo, haría falta una cantidad muy grande de esa materia exótica. Aproximadamente, una masa solar".

Según comenta Romero, Ígor Nóvikov, físico y amigo de Thorne, estos agujeros de gusano deberían de conservar la autoconsistencia. Cualquiera de las ecuaciones existentes deben de ser constantes globalmente. "¿Qué pasa si viajo a una época antes de que mi abuelo concibiera a mi padre y lo mato? Mi padre no nacería y, por ende, yo tampoco. Es una inconsistencia. No puedo matar a mi abuelo porque, para que yo me suba a la máquina del tiempo, es necesario que no lo hubiera hecho", explica Romero.

Por otro lado, asegura que está demostrado experimentalmente que se puede viajar al futuro. "Por ejemplo, si una partícula que tiene una vida media de una millonésima de segundo se está moviendo a una velocidad considerable, para nosotros puede llegar a vivir minutos". Respecto a una partícula similar a ella, que permanece en el laboratorio, esa partícula está viajando hacia el futuro, porque llega a conocer instantes de tiempo que la que quedó en reposo nunca va a poder ver.

Lo mismo ocurre con los astronautas que viajan a la Estación Espacial Internacional. La veliocidad a la que viaja alrededor de La Tierra provoca que, al volver, sea más joven que la gente que se quedó en tierra. Explica como también la gravedad es un camino hacia los viahes al fututo, en especial en los agujeros de gusano. "Si uno pudiera dar unas vueltas alrededor de sus órbitas y regresar, va a notar que pasó mucho más tiempo que para alguien que continuó en la Tierra. Entonces, de alguna forma, hubo un viaje al futuro".

En cuanto a los viajes al pasado, explica que la primera persona en planteárselo fue un amigo de Einstein, Kurt Gödel. "Cuando Einstein cumplió 70 años, se editó un libro sobre él. Como contribución, Gödel le regaló una nueva solución a sus ecuaciones. Estas contenían lo que hoy llamaríamos curvas temporales cerradas, que admitían la posibilidad de viajar al pasado. Cuando Einstein lo vio, se preocupó. Terminó desechando la propuesta de Gödel, no por incorrecta (hoy sabemos que tenía razón), sino porque no aplicaba al mundo real".

Planteamientos irreales

Romero cree que el planteamiento de este matemático, que porponía mundos que giraran para poder viajar a un pasado global a través de un futuro local. "La duda es si se puede replicar algo así sin la necesidad de manipular todo el universo". Frank Tipler, otro físico, propuso la creación de cilindros gigantes y prácticamente infinitos que rotaran, algo irreal.

A lo largo de treinta relatos breves, este Einstein arma distintas configuraciones. Por ejemplo, la de una coexistencia entre un tiempo corporal y otro mecánico; otra, donde el fin del mundo existe y todos saben cuándo llegará; y una donde el tiempo es un círculo que se pliega sobre sí mismo. De momento, por lo visto, no podremos encontrar una respuesta exacta a este dilema histórico.

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