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La reflexión ¿feminista? De Leticia Dolera tras la gala de los Goya

La actriz ha escrito un artículo acerca de las contradicciones que vivió con su propio feminismo mientras se paseaba por la alfombra roja. Pero, ¿es realmente feminista el alegato de Dolera?

Anoche estuve cenando con mi novio. Mi outfit, aunque conscientemente cuidado, no era especialmente femenino. Llevaba puesta una camisa blanca de corte recto con unos vaqueros anchos de tiro alto y zapatillas en los pies. Cubriendo el look, me puse una amplia chaqueta vaquera que tapaba las pocas curvas que se marcaban en mi silueta.

Después de cenar nos quitamos la ropa. En contrapunto al atuendo casual, llevaba lencería de una reconocida marca de ropa íntima. El conjunto, de encaje negro y licra, cumplía a la perfección con la única función para la que fue diseñado; realzar el pecho y contribuir a destacar el resto de atributos de la figura femenina. Pura estética.

Debajo del chándal, él llevaba un calzoncillo del que ni siquiera recuerdo el color. Creo que era azul. No lo sé. Me cuesta percatarme de esos detalles. Sea como fuere, seguro que él empleó menos tiempo para estar completamente listo del que yo utilicé solo para plancharme el pelo y pintarme los labios.

Mi imagen no define mis ideas
"Mi imagen no define mis ideas"

A pesar de la evidente diferencia en la vestimenta elegida y la duración del proceso previo de acicalamiento, mis convicciones feministas se mantuvieron inalterables durante toda la noche. No importó si, en un principio, lucía un aspecto alternativo con respecto al modelo de imagen femenina que impera tradicionalmente en la sociedad o si por el contrario, más tarde, mi ropa íntima cumplía con todos los requisitos para encajar con el icono femenino que se reproduce en el imaginario colectivo.

Nunca he entrado en conflicto con mi propio feminismo debido a la imagen estética que proyecto ni a mi gusto por construirla, en numerosas ocasiones, de acuerdo a los cánones convencionales de belleza. Ni siquiera me he replanteado tales dudas después de leer "Contradicciones de una feminista en la alfombra roja", el artículo de Leticia Dolera para Pikara Magazine.

El artículo de Leticia Dolera desvirtúa el mensaje feminista

Leticia Dolera entró en contradicción con su feminismo vestida de gala para los Goya
"Leticia Dolera entró en contradicción con su feminismo vestida de gala para los Goya"

El cariz contestatario del que prometía ser un artículo verdaderamente reivindicativo pierde fuelle cuando la actriz plantea de manera natural y casi necesaria la contradicción a la que se ve sometida como feminista cuando se pasea por la alfombra roja de los Goya vestida de gala.

"Ellos llevan pantalones, zapatos cómodos y se arreglan en diez minutos y nosotras pasamos por una sesión de maquillaje, más peluquería, más depilación, más vestidazo, más tacón, más complementos... tiempo extra que podríamos estar dedicando a otras cosas. Porque a ver, ¿nos maquillamos y arreglamos porque queremos o porque hemos crecido con ese imaginario femenino que ha dibujado el heteropatriarcado para nosotras? Entonces, como mujer feminista, ¿no debería vestir de otra manera a lo que se espera de mi rol de mujer en una alfombra roja?".

No dudo de la labor como activista de Leticia Dolera pero me chirría insoportablemente el planteamiento de un discurso que desaprovecha la oportunidad de poner sobre la mesa la situación de desigualdad que sufren las mujeres en el mundo del cine y, a cambio, nos ofrece un debate manido y desvirtuado sobre la estética femenina.

¿Nos maquillamos y arreglamos porque queremos o porque hemos crecido con ese imaginario femenino que ha dibujado el heteropatriarcado para nosotras?

La lucha feminista entorno a la imagen analiza y da a conocer los modelos estéticos estereotipados para combatir su imposición en la sociedad heteropatriarcal en la que convivimos y configurar así nuestra apariencia con la libertad que otorga tal conocimiento. Precisamente, es esta labor educativa y de concienciación la que nos evita entrar en conflicto con nuestro propio feminismo por el modo en que decidimos mostrarnos en público y, por ende, por el poco o mucho tiempo que invertimos en construir nuestra imagen.

La aceptación de nuestro cuerpo y la libre decisión de cómo decidimos mostrarlo forma parte de la lucha feminista
"La aceptación de nuestro cuerpo y la libre decisión de cómo decidimos mostrarlo forma parte de la lucha feminista"

Yo misma rechazo con igual determinación el sesgo sexista con el que se perfila el rol de la mujer en la sociedad cuando voy vestida con un vestido ceñido y botas de tacón o cuando decido ponerme unas mallas y un jersey ancho. Tampoco influye en mi compromiso feminista si llevo o no maquillaje, si me he depilado las inglés o si he ido a la peluquería.

Mi feminismo no entra en contradicción con mi imagen personal porque que la plena libertad individual con la que la elaboro y proyecto emana necesariamente de mis convicciones feministas.

Dolera se olvida de tratar puntos clave sobre desigualdad y sexismo en el cine

Espero que Leticia Dolera supere el "reto personal hacia la libertad" mediante la aceptación de las "paradojas de su feminismo", tal como ella misma plantea en su artículo. Sin embargo, ansío más aún que, mientras resuelve sus propias contradicciones dedique parte de su esfuerzo a intentar no enturbiar con inseguridades injustificadas la relación que cada mujer mantiene con su feminismo y su identidad personal y de género.

Entrar en contradicción es respetable pero cuando se es un personaje público no está demás tratar de emitir un mensaje de base fundamentada y aprovechar la popularidad para tratar temas relevantes en la lucha feminista. La propia actriz sentenció en su artículo lo siguiente: "creo firmemente en la importancia del relato cultural para cambiar las cosas, que todo cambio político y social tiene que estar apoyado por un cambio cultural para que cale y perdure. Las mujeres no sólo estamos infrarepresentadas en los cargos de toma de decisiones en la industria del cine, sino también, y sobre todo, en el propio relato. Todo esto me preocupa porque, en parte, ayuda a perpetuar el rol secundario de las mujeres en la sociedad".

La preocupación de la intérprete no se ve reflejada en su supuesto alegato feminista, en el que hace poco más que lamentarse por participar en el circo mediático y superficial que supone la alfombra roja y quejarse del poco tiempo que invierten sus compañeros masculinos para preparar el look de gala frente al que dedican las invitadas.

Si la incomodaban los tacones podría haber optado por otro tipo de calzado, como acostumbran a hacer varias actrices y artistas internacionales, y si consideraba realmente una pérdida de tiempo los procesos de depilación, maquillaje y peluquería podría haberlos omitido o elegir un look que requiriera menos tiempo de elaboración. Era tan sencillo como ser fiel a su personalidad y, sobre todo, atreverse, lo cual ya poco o nada tiene que ver con el feminismo, por mucho que la actriz se empeñe en utilizarlo como pretexto de su estado dubitativo.

Muchas artistas internacionales acuden a eventos sociales con calzado cómodo
"Muchas artistas internacionales acuden a eventos sociales con calzado cómodo"

Parece que Dolera no estaba demasiado lanzada la noche de los Goya, ya que ni siquiera osó mencionar que debido a la dificultad que suponía su vestido, la organización decidió no ponerla un micrófono, limitando su intervención al momento en que subiera al atril para entregar el premio a Mejor Diseño de Vestuario. La actriz, ofendida por lo ocurrido, se quedó con las ganas de felicitar a Ana Belén por lo feminista del discurso que pronunció tras recibir el Goya de Honor. Parece que Dolera consideró que dedicar unas breves palabras a su compañera desde el atril robaría protagonismo a los nominados al premio.

¡Ojala Leticia Dolera hubiese podido dejar sus inseguridades y condescendencia aparte!

Quizás así habría podido dedicar el artículo en Pikara Magazine a hablar de asuntos tales como la desigualdad salarial entre hombres y mujeres en la gran pantalla, el problema al que se enfrentan las actrices maduras para conseguir un papel, el sexismo vigente en los protocolos de algunos festivales de cine internacionales o la escasa representación femenina en el ámbito de la dirección cinematográfica.

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