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Las escalofriantes fotos de una Fukushima abandonada, 5 años después de la catástrofe

11 de marzo de 2011: un terremoto sacude Fukushima y provoca una explosión en su central nuclear. Cinco años después, la zona permanece desalojada, tal cual la dejaron sus habitantes cuando fueron evacuados con urgencia.

El 11 de marzo de 2011 se produjo el accidente nuclear más grave desde el ocurrido en Chernóbil. Ocurrió precisamente en Japón, un país que, por desgracia, conocía ya las devastadoras consecuencias que puede tener la energía nuclear sobre la vida. Los efectos del terremoto y maremoto que se produjeron en la costa noreste del país y que corrieron con la vida de 15.893 personas se sumaron a la explosión de una de las partes de la central de Fukushima, lo que se tradujo en la evacuación urgente de los habitantes de la zona. Cinco años después, Fukushima continúa (prácticamente) deshabitada y una naturaleza contaminada comienza a invadir las casas vacías y las calles sin tránsito.

Las imágenes que nos llegan hoy de Fukushima son las de una ciudad fantasma, con edificios que aguantan en el horizonte tras haber sufrido los efectos sísmicos y con casas que llevan congeladas durante un lustro. Sus habitantes no tuvieron tiempo de recoger sus bienes más preciados ni, por tonto que parezca, de quitar de en medio sus objetos cotidianos. En las fotos se pueden ver flores muertas en jarrones, peluches abandonados en una sala de estar ahora sin paredes o dormitorios en los que las ramas comienzan a ganar terreno y se adentran en su interior, en el mismo lugar donde algún día durmió un niño que ha tenido que crecer a muchos kilómetros de su hogar.

Casas congeladas en Fukushima
"Casas congeladas en Fukushima"

En total, 170.000 personas tuvieron que ser evacuadas y realojadas en viviendas temporales a lo largo de todo Japón. Poco a poco y desde hace apenas un año las autoridades han ido dando luz verde al regreso de muchos de los habitantes a sus hogares o a casas reconstruidas, si bien muchos se niegan, con el respaldo de organizaciones como Greenpace. No confían en que la zona se encuentre en niveles aceptables de radiación y, además, saben que tan solo unos pocos tienen pensado volver a sus pueblos, por lo que las posibilidades laborales son muy reducidas. Por otro lado, el gobierno de Japón ha prometido ayudas económicas a quienes deseen regresar, en un intento para que los alrededores de Fukushima vuelvan a ser repoblados lo antes posible.

Con todo esto puede observarse cómo se siguen cuestionando las decisiones tomadas por las autoridades japonesas desde que se produjo el accidente, cuando tardaron más de cuatro días en catalogarlo con el nivel máximo de alerta, retrasando la evacuación de muchos ciudadanos. Cinco años después, aun siendo verdad que los niveles del aire son aptos para una vida humana saludable, las personas que regresasen tendrían que beber agua y vivir de una tierra cuya calidad es más difícil de asegurar. Precisamente un estudio de 2013 de la Universidad Autónoma de Barcelona indicaba que todavía entonces podrían estar produciéndose fugas en el Océano Pacífico.

Los edificios aguantan en los alrededores de Fukushima, cinco años después
"Los edificios aguantan en los alrededores de Fukushima, cinco años después"

Efectos de este tipo son los que sufre el hijo de 13 años de Makiko, que cuenta en declaraciones a El Mundo que, desde entonces, sufre hemorragias nasales cada mañana. La piel de la hija de Yukie, un año después, comenzó a mutar de color por culpa de una enfermedad que la vuelve roja y morada, provocándole dolor y escozor. Yuko, por su parte, narra cómo tanto ella como su hija de 8 años han desarrollado quistes y tumores debido a que su marido no quiso mudarse de Koriyama, a 50 kilómetros del accidente.

Por desgracia, las pocas posibilidades económicas y la necesidad de muchas familias de conservar sus empleos hizo que permaneciesen en Fukushima. Y no hablamos solo de zonas aparentemente más seguras (que, como ya hemos visto, poco a poco revelan igualmente sus efectos sobre la población), sino que hay incluso trabajadores de la central nuclear que explotó que se vieron obligados a seguir en su puesto de trabajo, expuestos diariamente a la fuga de radioactividad. Tal es el caso de Yoshida, que contó su caso ante las cámaras de Al Jazeera.

Un héroe animalista entre los escombros

Naoto Matsumara, único habitante en un rango de 20 km de la central nuclear
"Naoto Matsumara, único habitante en un rango de 20 km de la central nuclear"

No obstante, hasta en las historias más tristes surgen héroes cuya bondad encoge el corazón de cualquiera. Nos referimos en este caso a Naoto Matsumara, un habitante de Tomioka (Fukushima) que decidió quedarse en la ciudad, antes ocupada por 16.000 personas. Su único objetivo era cuidar de los animales de su granja, a los que tanto cariño tenía. En los últimos cinco años esta granja ha ido aumentando de tamaño, ya que Naoto ha recogido a los animales abandonados por sus vecinos. Perros, gatos, cerdos y avestruces son sus únicos compañeros de vida, aunque el hombre recibe apoyo de muchas otras personas que le envían alimentos para que no consuma los contaminados por la radiación.

Por este mismo motivo, Naoto, empeñado en denunciar los efectos de la energía nuclear, es un encordio para Japón, que ha intentado evacuarle en numerosas ocasiones. La lucha -y el amor por sus animales- le está costando la salud, pues los análisis revelan que su cuerpo está totalmente contaminado por la radiación. Sin embargo, Naoto continúa obcecado en su propósito, recordándonos que hasta cuando menos se espera hay atisbos de humanidad en las personas. Nos gustaría pensar que muy pronto este vecino de Tomioka podrá vivir rodeado de sus antiguos amigos y familiares pero, por desgracia, parece que la zona de Fukushima continuará bastante tiempo tan deshabitada como muestran las imágenes de nuestra galería.

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