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Así maltratan a las gallinas para acelerar su crecimiento y producir pollo en masa

Un documental denuncia la inyección de antibióticos en las comidas de los animales para que tengan un crecimiento más acelerado y ganar más dinero.

Las grandes multinacionales que manejan la industria alimenticia lo tienen claro: no importan cuáles sean las condiciones de los animales que se crían en masa. Lo verdaderamente relevante es todo el beneficio que ganarán con el maltrato que se lleva a cabo en los gallineros. Además, los criadores que trabajan para estas empresas lo hacen bajo pésimas condiciones y con deudas contraídas de por vida para mejorar las instalaciones por 'capricho' de las compañías. Algo que les convierte prácticamente en sus esclavos.

Es la conclusión que se puede obtener tras visionar el largometraje 'Food Inc' publicando en 2008 y dirigido por Robert Kenner. Un repaso breve tras visualizar este documental pone blanco sobre negro en el funcionamiento de la industria de los alimentos en Estados Unidos. Y, aunque lo investigado se centre en el país norteamericano, estas conclusiones podrían extrapolarse al resto de países.

Las empresas obligan a suministrar antibióticos a las gallinas para acelerar su crecimiento
"Las empresas obligan a suministrar antibióticos a las gallinas para acelerar su crecimiento"

La Unión Europea ya prohibió el uso de antibióticos en el pienso de los animales que tenía como objetivo acelerar su crecimiento. Las razones eran evidentes. El comisario europeo de Sanidad y Consumo, David Byrne, advirtió en 2002 sobre el fin de estas prácticas debido a que se estaba produciendo una alarmante resistencia de ciertas bacterias y organismos a los antibióticos en los humanos. 

Varias empresas estadounidenses han ido promoviendo acciones 'voluntarias' en el mismo sentido desde 2014 tras una petición de la Administración de Alimentos y Medicinas (FDA). Hasta 25 compañías se mostraron favorables a ir reduciendo de manera gradual el uso de antibióticos que aceleraba el proceso de crecimiento de los animales y permitía ganar así más beneficios. Una estaba en contra.

El problema creado por los grandes productores de alimentos conllevaría un perjuicio y una grave crisis de salud pública en un futuro no muy lejano, aunque las consecuencias ya se están comenzando a notar. Muchas enfermedades podrían reproducirse, resistir a los medicamentos y, por lo tanto, no curarse.

Grave amenaza sanitaria a nivel mundial

Muchas bacterias se están volviendo inmunes en el ser humano debido al uso excesivo de antibióticos en los animales para su producción en masa
"Muchas bacterias se están volviendo inmunes en el ser humano debido al uso excesivo de antibióticos en los animales para su producción en masa"

Esta amenaza es real. Tan real que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha pedido de manera explítica el pasado 7 de noviembre en unas directrices que se prohíba el uso de antibióticos en animales sanos con el fin de que crezcan más rápido o prevenir enfermedades. El motivo, el mismo: las bacterias que atacan a los humanos pueden resistir y, por tanto, las medicinas dejarían de ser útiles para las personas.

Es la primera vez que la OMS se pronuncia de manera contundente sobre este tema. Este organismo internacional considera que es uno de los desafíos más importantes a los que se enfrenta el ser humano a nivel sanitario en la actualidad. "La evidencia científica demuestra que el uso excesivo de antibióticos en animales puede contribuir al surgimiento de resistencia de los antibióticos", afirmó la OMS.

"Los animales sanos solo deben recibir antibióticos para prevenir enfermedades que han sido diagnosticadas en otros animales de su mismo rebaño o en una población de peces", declara la organización. Asimismo, denuncia en la presentación de sus directrices que hasta un 80% de los antibióticos importantes se utilizan en los animales en algunos países todavía en pleno 2017.

Las grandes multinacionales explotan deliberadamente a los animales para acelerar su crecimiento y ganar grandes beneficios
"Las grandes multinacionales explotan deliberadamente a los animales para acelerar su crecimiento y ganar grandes beneficios"

La OMS pide hacer una evaluación para saber cuál es el medicamento adecuado a utilizar. Y, además, plantea que sea un veterinario el que decida y justifique el empleo de un antibiótico que no sea utilizado por los humanos.

Muchos antibióticos administrados a los animales son parecidos a los que se suministran a los seres humanos. Esto podría provocar que se generaran bacterias resistentes que luego pasan a las personas a través de los alimentos que consumimos.

La OMS recuerda que varios países ya han comenzado los trabajos para prohibir estas prácticas de manera voluntaria (en el caso de algunas compañías estadounidenses) e incluso la Unión Europea lo prohíbe expresamente desde 2006. 

Maltrato animal para generar grandes beneficios

Las condiciones de vida de los animales son insalubres
"Las condiciones de vida de los animales son insalubres"

El documental 'Food Inc' arroja luz sobre tanta oscuridad en este abuso por parte de las grandes compañías alimentarias. En los testimonios y los datos recabados durante este largometraje, se muestra el 'modus operandi' en la crianza de los gallineros estadounidenses y, probablemente, de muchos otros países.

Unas pocas empresas controlan todo el mercado, incluidos a los ganaderos. El sistema de producción que se ha montado en las últimas décadas ha logrado reducir casi en la mitad de tiempo (en tan solo 50 años, desde 1950), el periodo de crecimiento de las gallinas. Antes eran necesarios alrededor de 70 días. En 2008, solo resultaban imprescindibles 48. Y todo gracias al suministro indiscriminado de los antibióticos en la comida de los animales sanos.

Las condiciones en los criaderos son insalubres. Excrementos, orinas, polvo por todas partes, malos olores, hacinamiento de los animales... y todo ello en la más absoluta oscuridad. Es decir: sin ningún tipo de luz natural. Esta carencia luminosa permite que los pollos se mantengan sentados y muestren una menor resistencia cuando se lleva a cabo 'la recogida'. 

Pero por si esto pareciera escandaloso, su proceso de crecimiento lo es todavía más. Gracias a los antibióticos administrados en el pienso, las pechugas de los animales crecen rápidamente. Sin embargo, se produce un desarollo que no es progresivo: los huesos y los órganos internos crecen de manera desproporcional. Cuando el animal tiene grandes pechugas y un cuerpo voluminoso, apenas pueden dar unos pocos pasos debido a que no pueden soportar todo el peso y acaban desplomándose.

La Unión Europea prohibió en 2006 el suministro de antibióticos a los animales sanos con fines lucrativos
"La Unión Europea prohibió en 2006 el suministro de antibióticos a los animales sanos con fines lucrativos"

Durante todo este proceso de maltrato animal, no importa si los animales enferman, según declara una de las criadoras de pollo en el documental. Todos son enviados a las plantas para ser procesados de igual forma, con el consiguiente riesgo que ello supone para el consumo humano.

El trabajo de las grandes multinacionales y compañías que dirigen este terrible negocio de explotación no solo maltratan a los animales a través de producciones en masa para conseguir grandes beneficios, sino que los granjeros también se ven sometidos a las directrices de estas compañías.

Comprar un gallinero les supone unos 300.000 dólares. Y, en los años sucesivos, estos criadores tienen que endeudarse con los bancos para llevar a cabo mejoras e invertir en nueva maquinaria exigida por las empresas, por lo que en la práctica quedan a merced del gran capital. Son, básicamente, esclavos.

La prohibición de estas prácticas a nivel mundial sería algo beneficioso para todos. Tanto para los animales que son explotados y maltratados en grandes gallineros como para los humanos que han visto reducidas sus defensas por el suministro de antibióticos que están dejando de hacer efectos.

Solo una conciencia social sobre este tipo de temas y otros casos de abusos y maltratos en los animales puede doblegar a las compañías y obligarlas a buscar alternativas que prohíban esta forma de actuar tan inhumana.

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