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Un satélite de más de 2.000 kilos se dirige sin control a la Tierra y podría caer este 21 de febrero de 2024

El satélite Heritage ERS-2 entrará hoy miércoles de forma natural en la atmósfera terrestre para desintegrarse tras finalizar su vida útil.

Un satélite de más de 2.000 kilos se dirige sin control a la Tierra y podría caer este 21 de febrero de 2024

El satélite 'Heritage ERS-2' se espera que reingrese de manera natural a la atmósfera terrestre el miércoles 21 de febrero, donde se desintegrará al finalizar su vida útil, según información proporcionada por la Agencia Espacial Europea (ESA). La ESA está monitoreando de cerca la degradación orbital del satélite.

Según la información más reciente de la Oficina de Desechos Espaciales de la ESA, se estima que la reentrada del satélite, que pesa alrededor de dos toneladas, ocurrirá alrededor de las 16:32 horas GMT del 21 de febrero, con una margen de incertidumbre de aproximadamente 4,6 horas.

La principal fuente de esta incertidumbre radica en la impredecible actividad solar, que influye en la densidad de la atmósfera terrestre y, por ende, en la resistencia que enfrenta el satélite.

Cuando el satélite se acerque a unos 80 kilómetros de la Tierra, comenzará a desintegrarse en fragmentos, la mayoría de los cuales se consumirán por completo durante la reentrada. La ESA subraya que los riesgos asociados con estas reentradas de satélites son muy bajos.

Lo más probable, el mar

Algunos pequeños fragmentos podrían sobrevivir, aunque es pronto para saberlo, según fuentes de la agencia; si fuera así lo más probable es que caigan al mar.

El ERS-2 se lanzó en 1995 siguiendo los pasos de su satélite hermano, el ERS-1, lanzado cuatro años antes. En ese momento, los dos eran los satélites de observación de la Tierra más sofisticados jamás desarrollados, según la ESA. En 2011, la agencia retiró el ERS-2 y comenzó el proceso de reentrada controlada del satélite. Ahora ha llegado el momento de que este satélite vuelva a entrar en la atmósfera de forma natural (no controlada) y comience a desintegrarse.

La ESA declaró terminada su misión en 2011 y posteriormente redujo su altitud de unos 785 kilómetros a 573 kilómetros para minimizar el riesgo de colisión con otros satélites; asimismo, se aseguró que todas las baterías y sistemas presurizados se vaciaran o se volvieran seguros, y que se apagaran los sistemas electrónicos. De esta manera se minimizó el riesgo de que cualquier fallo interno resultara en la fragmentación del satélite mientras aún se encontraba a una altitud ocupada por otros satélites activos. El proceso de retirada de este satélite se realizó en concordancia con las políticas de reducción de desechos espaciales establecidas por la ESA en ese momento, evidenciando así el compromiso sólido de la agencia hacia la mitigación de la basura espacial.

Tras trece años de degradación orbital, se espera que el satélite reingrese de forma natural a la atmósfera terrestre. A medida que se aproxime la reentrada, los especialistas podrán predecir con mayor precisión la hora y el lugar de su ocurrencia. La Oficina de Desechos Espaciales de la ESA está monitoreando de cerca esta situación en colaboración con varios socios internacionales.

Comprensión del cambio climático

Los ERS llevaban un paquete de instrumentos que incluían un radar de abertura sintética de imágenes, un altímetro de radar y otros potentes sensores para medir la temperatura de la superficie oceánica y los vientos en el mar. El ERS-2 disponía de un sensor más para medir el ozono atmosférico.

Ambos recopilaron gran cantidad de datos sobre la disminución del hielo polar, los cambios en la superficie terrestre, el aumento del nivel del mar, el calentamiento de los océanos y la química atmosférica. Además, se utilizaron para vigilar graves inundaciones y terremotos en lugares remotos. "La misión sentó las bases de muchos de los satélites actuales y de la posición de la ESA a la vanguardia de la observación de la Tierra".

Se han publicado miles de artículos científicos basados en su información y, gracias al programa 'Heritage', que garantiza que los datos de los satélites ahora inactivos sigan utilizándose, "seguirán surgiendo más hallazgos sobre nuestro mundo en constante transformación y los riesgos a los que nos enfrentamos", concluye la ESA.

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