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La reina Isabel II tiene una mano falsa para saludar cuando va en el coche

La monarca tiene un pequeño truco para saludar a la plebe sin cansar sus delicadas muñecas.

Muchas son las biografías que se han escrito sobre la reina de Inglaterra. Cada cierto tiempo salen nuevas, y aunque parezca que se ha dicho todo sobre ella y su vida, no es así. Son muchos los secretos que esconde la longeva y misteriosa monarca, por tanto, aúna nos podemos sorprender con nuevos detalles de lo más curiosos. Y este, por supuesto, que lo es. 

La última biografía que se publicó es 'Queen of the World' y fue escrita por Robert Hardman, quien es experto en los Windsor y que ya ha publicado varios libros sobre la figura de Isabel II. Sin embargo, hay un detalle que diferencia esta última obra con las demás. Hardman  ha intentado dar detalles sobre la figura de la británica a través de familiares y amigos. Una de las personas que habla en la publicación es la princesa Ana, la segunda hija de la reina. 

Por tanto, ella fue la encargada de desvelar una curiosidad sobre su madre que, sin lugar a dudas, ha llamado la atención de todos. Según contó la Princesa Real al escritor, la reina Isabel II tiene una postiza para saludar a la gente cuando va en el coche y así no tener que mover su propia mano. Se trata de un guante de peluche mecánico que se coloca sobre una palanca de madera. 

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"Isabel II tiene 92 años y lleva siendo reina 56"

Chiste familiar

El diario The Daily Mail ha explicado que esta herramienta fue un regalo de unos estudiantes australianos: "Se podía ajustar el extremo de la palanca y que la mano se moviera de un lado para otro. Pensaron que sería algo atrevido, pero Su Majestad estaba encantada", reveló la princesa. 

El autor del libro, según ha explicado en él, cree que no ha utilizado la mano falsa y que la tiene en su residencia escocesa: "Creo que no la ha usado nunca en público, pero tengo entendido que se ha convertido en un chiste familiar recurrente"

Son muchos los actos públicos a los que asiste prácticamente a diario, por lo que la reina tiene que saludar, y mucho. Por ejemplo, en el libro también cuenta que en el yate real 'Britannia' hay gente contratada que se dedica a saludar desde cubierta, ya que la tripulación se veía obligada a hacerlo cada vez que pasaba junto a gente y no podía dada su carga de trabajo. "Era agotador", ha relatado uno de los marineros más curtidos del barco de la familia real británica.

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