Es habitual que cuando circulamos por la carretera nos topemos con controles rutinarios de las autoridades. De este modo, los agentes de la Guardia Civil pueden comprobar que todo se encuentra en orden y no se están incumpliendo las normas.
Sin embargo, hay veces en las que un agente puede detener nuestra marcha porque nos haya visto cometiendo cualquier tipo de infracción. Puede ocurrir en un control de velocidad en el que nos hemos excedido o un adelantamiento en zona prohibida.
Cuando estos hechos ocurren, los agentes de la Guardia Civil siguen habitualmente una serie de protocolos para certificar que el conductor ha cometido una infracción y hacerse con las pruebas determinantes para imponer la sanción correspondiente.
La pregunta que siempre hace la Guardia Civil
En el momento en el que los agentes de la Guardia Civil nos interpelen, los agentes iniciarán la conversación con la siguiente pregunta: "¿Sabe por qué le hemos parado?". A pesar de que puede parecer inofensiva, la realidad es que está diseñada para que el conductor se comprometa de primeras y facilite la sanción. Por este motivo, según el portal Future Zone, no se debe responder afirmativamente.

Entre otras cuestiones, los agentes quieren comprobar la reacción del conductor. Por ejemplo, si muestra nerviosismo puede revelar sospechas de una infracción, así como dar pistas sobre su estado y cómo se comporta en carretera.
Además, se puede realizar con el objetivo de conseguir información adicional a la que los agentes ya manejan. Con ello, pueden acceder a más datos sobre la posible infracción o hechos que no han comprobado. Además, hay un trasfondo legal, ya que una respuesta afirmativa facilita a los agentes su trabajo y, cuando se ha reconocido lo ocurrido, es posible que los agentes sean más benevolentes a la hora de imponer una sanción.