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El curioso motivo por el que es imposible hacernos cosquillas a nosotros mismos

¿Alguna vez te has preguntado por qué no sentimos cosquillas cuando nos las hacemos a nosotros mismos? La ciencia tiene una respuesta.

El curioso motivo por el que es imposible hacernos cosquillas a nosotros mismos

Las cosquillas pueden ser algo divertido o molesto, según la cofianza que mantenemos con la otra persona o la manera en la que nos tomamos este gesto. También pueden ser un desconocido complemento sexual que puede dar mucho juego en la cama y que no siempre explotamos.

Sin embargo, hay una duda que quizás has podido plantearte alguna vez: ¿por qué eres incapaz de hacerte cosquillas a ti mismo? ¿Qué cambia para que nuestro cuerpo directamente no reaccione en este caso?

La respuesta a estas preguntas se encuentra en un estudio de la Universidad Humboldt. En un experimento con ratas, se pudo comprobar que el cerebro desactiva el mecanismo de la vocalización o la risa cuando estos animales se acariciaban a sí mismos.

Sin embargo, cuando se les hacía cosquillas, la parte del cerebro reconocía el sentido del tacto, ya que el sistema somatosensorial permanecía activo y reaccionaba ante este estímulo. Fue en ese momento cuando pudieron comprobar que emitían un sonido.

Con ello, los investigadores concluyeron que nuestro cerebro inhibe todos los mecanismos que generan esa sensación de cosquilleo cuando otra persona está realizando esta acción sobre nuestra piel. Por ello, si haces cosquillas en tus pies, no sentirás lo mismo que si otra persona es la que practica este estímulo.

Las ratas mostraron en el estudio un comportamiento de quietud y tensión cuando se les practicaban cosquillas. Los niños tienen también una reacción similar, aunque contradictoria, porque sus risas indican diversión pero la sensación se les torna insoportable hasta el punto de que su cerebro activa los mecanismos de escape.

Con ello, nuestra parte inconsciente reacciona. Interpreta automáticamente las cosquillas como un ataque simulado pero amistoso. Por ello combina un extraño dolor con la risa incontrolable.

La risa: soltar la tensión acumulada

La risa permite soltar la tensión acumulada cuando empezamos a percibir las cosquillas y regular el cuerpo a base de endorfinas
"La risa permite soltar la tensión acumulada cuando empezamos a percibir las cosquillas y regular el cuerpo a base de endorfinas"

Cuando empezamos a recibir las cosquillas, no obstante, el cuerpo reacciona como si verdaderamente recibiera un ataque. No somos conscientes, pero se genera una tensión que se acumula en el organismo hasta que, tras percibir que la amenaza no es tal, se libera toda la tensión de manera rápida a través de la risa descontrolada.

Con ello, esa risa representa un alivio natural del estrés con la que nuestro cuerpo se autorregula y libera la tensión hasta restablecer el equilibrio que se ha visto alterado con la percepción de un ataque que no era tal.

Esa risa libera endorfinas y desciende el nivel del sistema límbico que nos había preparado para escapar, tensionando músculos y una sensación de ansiedad para garantizar nuestra vida (un mecanismo heredado de nuestros antecesores).

No obstante, esa risa es muy beneficiosa, no solo a corto plazo para equilibrar nuestro cuerpo, sino también a largo plazo. La reducción de las hormonas del estrés, el fortalecimiento del sistema inmune, incluso la regulación de la presión arterial o el colesterol son grandes beneficios que disfrutaremos con esta risa.

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