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Política

Pin Parental: el peligro de que PP y sectores de Cs hayan asumido el discurso de VOX

Desde la extrema derecha pretenden prohibir que los menores sean educados en diversidad estableciendo un veto parental.

Pin Parental: el peligro de que PP y sectores de Cs hayan asumido el discurso de VOX

La extrema derecha se está comiendo la tostada. Y lo peor es que la derecha se la está ofreciendo encantada. VOX ha logrado imponer su discurso y después de que desde PP y Ciudadanos legitimaran sus ideas pactando con ellos en comunidades como Andalucía, Murcia o Madrid, los de Santiago Abascal han logrado mayor protagonismo e influencia hasta convertirse en tercera fuerza política tras las elecciones generales del 10 de noviembre.

Con ellos, el Congreso de los diputados y los debates políticos han acabado por convertirse en un ring en el que gana aquel que diga la mayor barbaridad. La oposición ya no se basa en la confrontación de posturas desde el juego limpio y el respeto, sino en el ataque indiscriminado. Y creyendo que esta estrategia funciona, desde PP y Ciudadanos han bajado al barro creyendo que les reportaría un buen puñado de votos cuando ha pasado justo lo contrario. Pero no aprenden. 

La última batalla llega de la mano del llamado "Pin Parental", que no se trata sino de un veto de tintes retrógrados. La LGTBIfobia de VOX es uno de los pilares de la formación ultraderechista, razón por la que, entre otras cosas, están en contra del matrimonio igualitario, de que las parejas del mismo sexo formen familias e incluso defienden las terapias de reconversión de la sexualidad. Entre una de sus propuestas estrella figura el mencionado "Pin Parental" por el que esperan prohibir que los menores reciban una educación plena basada en los derechos humanos y el respeto a la diversidad.

Alegando que los padres deben poder elegir la educación de sus hijos e hijas, esperan que los más retrógrados prohiban a sus vástagos asistir a este tipo de charlas o talleres en las escuelas pese a que están dentro del currículum educativo. Es decir, la educación de los menores dependerá de cuán homófobos sean sus progenitores.

Lo que dice la Constitución

La polémica ha estallado a raiz de lo sucedido en Murcia. PP y Ciudadanos alcanzaron el Gobierno en la región gracias al apoyo de VOX dado que los naranjas se negaron a pactar con los socialistas pese a que estos fueron el partido más votado y no habrían necesitado el amparo de la extrema derecha. Pero así las cosas, la formación ultra ha conseguido carta blanca para imponer su ideario ante un Gobierno que necesita de sus votos. Esta es la razón por la que, en plena negociación de los Presupuestos de la comunidad autónoma, los de VOX exigen la implatación del "Pin Parental" para sacarlos adelante. Y los conservadores y liberales han cedido, aunque estos parecen haberse retractado. En Andalucía y la Comunidad de Madrid, los ultras pretenden hacer lo mismo. 

Educar en diversidad es educar en derechos humanos
"Educar en diversidad es educar en derechos humanos"

Para defender el "Pin Parental", los de Santiago Abascal se acogen al artículo 27.3 de la Constitución que dice que "los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones". Huelga decir que la diversidad afectivo-sexual y que el colectivo LGTBI no es una cuestión moral, sino una realidad humana. Por supuesto, obvian el punto 2 del mismo artículo de la Constitución que dicta que "la educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales". Que ellos son muy constitucionalistas y mucho constitucionalistas, pero solo para lo que les conviene. 

Tras la polémica desatada, la ministra de Educación, Isabel Celaá, compadecía ante los medios de comunicación asegurando que el pin parental "vulnera el derecho fundamental de los niños a ser educados. Es un instrumento de censura educativa que no podemos tolerar en nuestras escuelas". Según Celaá, "este derecho fundamental a la educación pertenece a cada persona desde su nacimiento. Y no podemos pensar que los hijos pertenecen a los padres". Extrayendo esta frase del contexto del resto de argumentos ofrecidos por la ministra, la derecha la ha utilizado para defender el "Pin Parental". 

Asumiento el discurso de VOX

Entre los argumentos más usados entre los que defienden al "Pin Parental" figura el de la libertad de los padres para decidir sobre sus hijos e hijas, entendiendo a estos como una propiedad a los que se les puede arrebatar el derecho a recibir una educación integral. Y si esto era lo que defendía VOX, ahora también se han sumado PP y algunos sectores de Ciudadanos.

De manera preocupante, desde el Partido Popular ha comprado el discurso de la extrema derecha y no se cortan a la hora de defender el "Pin Parental". El líder de los conservadores, Pablo Casado, continúa en su viraje a la derecha más rancia. "Mis hijos son míos y no del Estado, y lucharé para que este Gobierno radical y sectario no imponga a los padres cómo tenemos que educar a nuestros niños. Saquen sus manos de nuestras familias", respondía al requerimiento del Gobierno para que Murcia retire el "Pin Parental". 

Teodoro García Egea, secretario general del PP, y Cayetana Álvarez del Toledo, portavoz del partido en el Congreso, han seguido la misma senda. "Pedro Sánchez quiere adoctrinar a tus hijos de forma obligatoria con charlas extracurriculares", valoraba el primero. "La tierra pertenece al viento y nuestros hijos a Sánchez" ironizaba la segunda respondiendo a Celaá.

Discursos idénticos a los defendidos por VOX. "Nuestros hijos pertenecen al Estado, o peor aún: al PSOE o a Podemos. Pretenden arrebatar a las familias la patria potestad sobre los hijos. Este es un gobierno de perturbados y totalitarios", vociferaba Santiago Abascal desde su perfil de Twitter. Iván Espinosa de los Monteros, por su parte, definía este veto parental como "un instrumento para dar a los padres libertad para elegir qué quieren hacer con sus hijos". "Se garantizará así el derecho fundamental de poder elegir la educación de los hijos según los valores de cada uno", añadía Rocío Monasterio. Es decir, que si unos padres son homófobos, tendrían pleno derecho a educar a sus hijos así arrebatándoles el derecho de recibir una educación en libertad y diversidad. 

No solo el Partido Popular ha abrazado esta retórica de extrema derecha. Desde algunos sectores de Ciudadanos ha sucedido lo mismo, lo que explica que en un primer momento en Murcia se firmara el acuerdo por el que se establecería el "Pin Parental". Juan Carlos Girauta, el que fuera portavoz de los naranjas antes de la debacle electoral del 10N tras la cual no consiguió escaño y decidió abandonar la política, también ha defendido el "Pin Parental" a través de sus redes sociales denunciando que el Gobierno de Pedro Sánchez no respeterá el articulo 27.3 de la Constitución. Eso sí, ocultando el contendio del 27.2.

Toni Cantó, portavoz del grupo Ciudadanos en las Cortes Valencianas, también se ha servido de Twitter para contestar a Isabel Celaá "¿Y a quién pertenecen? ¿Al estado? ¿Al PSOE? ¿A los nacionalistas?" (sí, ha dado un doble salto mortal para meter a Cataluña en esta cuestión). El siempre polémico Marcos de Quinto hacía lo propio: "Parece que el 'nuevo régimen' pretende asumir la patria potestad sobre nuestros hijos. De ser así, ya podrían contribuir también a su manutención. ¿O pretenden que se los criemos mientras los adoctrinan para que sean mañana unos buenos socialistas?".

Educar en diversidad

La realidad es que, según un reciente estudio del Consejo de Europa, el 60% de los estudiantes madrileños aseguran haber presenciado acoso homófobo o tránsfobo en clase. La LGTBIfobia sigue siendo una realidad en nuestros días y en las aulas también se da a través del bullying que multitud de niños y niñas sufren a diario. La principal arma para combatir esto es la educación, pese a que a algunos pretendan perpetuar el odio. Educar en diversidad se basa en mostrar a los más pequeños la realidad del ser humano en todas sus facetas a través de contenidos adaptados a cada edad. 

Cuando Isabel Celaá, ministra de Educación, denunciaba que los hijos e hijas no pertenecen a los padres y madres, no se refería a que los menores fueran propiedad del Estado como se ha intentado tergiversar desde la derecha. El Estado tiene, eso sí, la obligación de velar por sus derechos. Porque claro que los niños "son" de sus padres en un sentido coloquial, pero eso no los convierte en una propiedad: los niños son sujeto de derechos. La patria potestad lleva aparejada no sólo derechos sino también obligaciones. Entre ellas, la de que reciban una educación integral basada en los derechos humanos para vivir en una sociedad libre más allá de los muros formados por los prejuicios de su familia. 

Hasta la irrupción de VOX en el panorama nacional parecía haberse alcanzado un consenso en torno a la lucha en contra de la LGTBIfobia a través de leyes autonómicas para combatirla entendiendo la educación como un pilar fundamental para formar en valores y libertad. Ahora, parece que la cosa está cambiando y desde la derecha entienden la diversidad afectivo-sexual como algo negativo. ¿Imaginan a unos padres prohibiendo a sus hijos asistir a una charla sobre racismo? Si el color de piel no es una cuestión moral, tampoco lo es la diversidad afectivo-sexual. ¿Tanto miedo hay a que los niños y niñas crezcan libres?

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