La debacle de Unidas Podemos en las pasadas elecciones del 26 de mayo ha sido la puntilla defintiva del terremoto que se viene gestando desde hace meses dentro de la formación morada.
El Congreso Vistalegre II, que acabó defenestrando a personas como Carolina Bescansa, Luis Alegre e Íñigo Errejón; fue el inicio de una herida que ha dejado un Podemos a la deriva, dividido en dos bandos prácticamente irreconciliables y con un líder, Pablo Iglesias, imponiendo giros de timón que no han sido del acierto de gran parte de los díscolos.
Falta por comprobar qué sucederá a partir de ahora con Podemos, con una cúpula que muestra un apoyo cerrado a Iglesias, pero que tiene que enfrentar crisis continuas como la dimisión en bloque de la dirección en Castilla-La Mancha (la única con experiencia de gobierno autonómico).
Con Pablo Iglesias pidiendo ministerios en el Gobierno, ya hay muchos que recuerdan el fallo de dejar caer a Sánchez en 2016 y piden un giro de 180 grados durante los próximos cuatro años con el objetivo de volver a alcanzar el papel relevante que conquistó en el pasado.
El espejo del PP bajo la influencia de Aznar
A pesar de la evidente distancia ideológica entre PP y Podemos, ambas formaciones están viviendo un retroceso electoral por una razón muy simple: están abandonando el centro político para dirigirse a los extremos. Olvidando, de paso, que el verdadero caladero de votos en nuestro país se encuentra precisamente en ese centro político, más 'infiel' a los partidos en cada cita electoral y que necesita ser conquistado con trabajo y astucia de manera constante.
En tan solo cuatro años, Podemos está dejando de soñar con el 'sorpasso' al PSOE y liderar los principales ayuntamientos de España, para quedar en la irrelevancia política y alejado de gran parte del poder institucional autonómico, como ha sucedido en la última etapa.
Esa debacle, quizás, se deba a que Iglesias ha decidido apostarlo todo a la 'izquierdita valiente', como dirían Santiago Abascal o José María Aznar, en vez de liderar un movimiento transversal como se planteó durante la fundación de Podemos. Este papel tan solo lleva a obtener espacio en el hueco que ha ocupado Izquierda Unida durante su historia, en vez de lograr ensanchar su masa electoral y convertirse en una verdadera alternativa de gobierno.
Esa posición, los comentarios, la dialéctica... convierten a Pablo Iglesias en una especie de José María Aznar de la izquierda. Hasta cuenta con su propia Cayetana Álvarez de Toledo, la candidata a la Comunidad de Madrid Isabel Serra, que no tuvo mejor ocurrencia que dedicarse a cuestionarse las donaciones solidarias de Amancio Ortega en la lucha contra el cáncer en plena campaña electoral.
Quien sabe si esa 'pifia' se puede comparar con algunas de las realizadas por Cayetana durante los últimos meses, pero lo cierto es que conviene valorar que Isa Serra se ha quedado a pocos votos de convertir a su partido en una fuerza extraparlamentaria...
Y llegó Errejón
A pesar de las apariencias, Errejón e Iglesias no mantienen tantas diferencias ideológicas, pero sí de estrategia y de discurso que, se ha comprobado, han sido completamente exitosas para el primero.
Cuando Pablo Casado hundió a su partido, uno de sus díscolos dijo la siguiente frase: "Nosotros ganamos las elecciones realmente cuando somos derechita cobarde". ¿Acaso no es distinto en la izquierda?
Así se ha demostrado durante las últimas décadas, cuando el PSOE ha barrido literalmente a Izquierda Unida gracias a su capacidad para articular mayorías, arrebatar votos al Partido Popular y, sobre todo, no generar miedo o rechazo en el electorado.
Errejón es consciente de todo ello. Por eso, no se cierra a pactar con Ciudadanos y no llama a los votantes de VOX extrema derecha (muchos de ellos, por cierto, procedentes de Podemos, por una cuestión más próxima a la indignación política que a la ideológica).
La intención del líder de Más Madrid, que podría crear un Más España en los próximos meses, pasa por volver al Podemos de los orígenes, aquel alejado de posiciones ideológicas extremas y defensor de la regeneración institucional desde las instituciones.
Los datos, sin duda, le avalan. Frente a la debacle de Podemos en todas las autonomías, incluida Madrid, Errejón ha conseguido 'salvar los muebles' y obtener 20 escaños, superando en casi 300.000 votos a su antiguo partido.
El problema de la sucesión
Llegados a este punto, ¿qué sucedería con el liderazgo de la formación morada si Pablo Iglesias finalmente renuncia a volver a presentarse como candidato en una lista electoral?
Todo apunta a la celebración de primarias, como es tradición en el partido. Pero... ¿realmente la alternativa es Irene Montero? A pesar del cargo orgánico que actualmente ostenta... ¿la alternativa a Pablo Iglesias es un liderazgo continuista?
Este es otro de los problemas que enfrenta el partido, ya que no hay personas en disposición de encabezar el partido que actualmente se encuentren fuera de la órbita de Pablo Iglesias e Irene. Dos líderes que, por cierto, paralizaron toda la actividad de la formación política en el verano de la moción de censura porque acababan de ser padres. Una dependencia excesiva de dos personas que comparten circunstancias personales.
Las purgas y las expulsiones han dejado un partido falto de cargos cualificados. Personas con comprobada gestión de gobierno y cara mediática, como la portavoz del Ayuntamiento de Madrid, Rita Maestre, hoy en Más Madrid.
Quizás, cuando Pablo Iglesias se despierte de su sueño 'aznaril' y descubra que se encuentra a flote sobre el Titanic, tan solo encuentre tiempo para escuchar el resonar de los violines mientras que Íñigo Errejón se hace con todo el poder que, algún día, soñó con conquistar. Ahí ya será demasiado tarde para hacer nada.
