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María de la O. Martínez-Bordiú, nieta de Franco, negoció con la prostitución

María de la O. Martínez- Bordiú Franco, nieta del dictador y conocida com Mariola, fue consejera de uno de los burdeles del paseo de las Delicias.

María de la O. Martínez-Bordiú, nieta de Franco, negoció con la prostitución

La Policía Nacional consiguió liberar a 23 prostitutas de dos edificios del paseo de las Delicias, que actuaban como burdeles, a finales del año 2018. Una operación que se calificó como un éxito, tras la persecución de las autoridades contra este tipo de mafias.

Lo sorprendente apareció gracias a El Periódico, que proporcionó un dato esencial de esta operación: María de la O.Martínez-Bordiú Franco, una de las nietas del general, era una de las consejeras de estas casas.

Sin embargo, aquí no termina todo: los hijos de Mariola son el consejero delegado y el apoderado de la inmobiliaria CM16, la misma que es propietaria del edificio en el que tenían lugar estas actividades.

La familia se hizo con el edificio en 2007 y lo alquilaron a un italiano. Sin embargo, los vecinos ya habían denunciado varias veces el negocio que veían. Y posteriormente, la policía detectó irregularidades que llevaron a practicar una intervención.

El número 133 del Paseo de las Delicias | Google Maps
"El número 133 del Paseo de las Delicias | Google Maps"

Perfectamente planeado con falsos contratos de trabajo

Los burdeles que se establecían en aquellos edificios tenían una manera de operar muy planificada. Un jefe regía y colocaba a las mujeres según su edad y su físico. Las que él consideraba más guapas y jóvenes estaban en plantas superiores, y en las plantas bajas colocaba a mujeres más mayores. Las tarifas aumentaban según subían de piso. Además, ascendían o degradaban a las mujeres según su rendimiento.

Todas las trabajadoras de estos dos burdeles son extranjeras y, como suele ocurrir en estos casos, las captaban ofreciéndoles falsas promesas de trabajo. Al llegar a España les advertían de que tenían una deuda con ellos, de 5.000 o 10.000 euros. Para pagársela, debían prostituirse.

Las mujeres no podían denunciar porque estaban vigiladas durante las 24 horas, todos los días. No les dejaban salir del inmueble y, si en alguna ocasión lo hacían, las trasladaban durante períodos de cuatro noches con el objetivo de no levantar sospechas y evitar revueltas.

Gracias a una de las mujeres explotadas que consiguió escapar y avisar a la Policía se llevó a cabo la Operación Desengaño, con la que se liberó a 23 mujeres y se detuvo a 17 personas, ninguna de ellas de la familia Franco, a pesar de que tuvieran relación con la misma.

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