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7 leyendas urbanas que conocerás si estudiaste en la Complutense

Camareros expresidiarios, puntos desde los que acceder a la Moncloa, terrenos independizados de España y hasta un aula llena de cadáveres: si estudiaste en la Complutense conocerás todas estas leyendas... más o menos ciertas.

La vida universitaria es una especie de experiencia de varios años que basculan entre el aprendizaje, la pérdida de tiempo y un micromundo totalmente aislado del resto. Un micromundo que tiene su propia sociedad, sus propias normas, su propia escala de valores (¿cuánta frecuencia de convertir los jueves en juernes es adecuada?) y, cómo no, su propia mitología con sus propias leyendas urbanas.

Y además, todo esto se acentúa si estudiaste en la Complutense. Porque sí. Porque si estudiaste en la Complutense seguro que alguna vez escuchaste alguna de estas maravillosas leyendas urbanas que, sean más o menos ciertas, te alegraron tus días de estudiante.

1 La facultad de Periodismo era una cárcel de mujeres

En el capítulo de 'Prison Break' de hoy...
"En el capítulo de 'Prison Break' de hoy..."

A la facultad de Ciencias de la Información le va que ni pintado haber sido el escenario de un 'Prison Break' de los 70 y seguro que, después de que escucharas esa leyenda urbana, algún escalofrío ha recorrido tu espalda mientras caminabas por uno de esos enrevesados pasillos del sótano. Otra variante de la historia dice que se construyó con los planos de un psiquiátrico. Sin embargo, nada más lejos de la realidad: la facultad sigue en realidad la corriente brutalista de los años 60 y 70. Sí, sí, no solo este monstruo de hormigón y lúgubres aulas no es una cárcel, sino que, además, en su momento estaba a la última moda. 

2 Los camareros de la cafetería son expresidiarios

Todos creíamos que detrás de esa barra había cadenas con bolas de metal
"Todos creíamos que detrás de esa barra había cadenas con bolas de metal"

Esta era una de esas leyendas que se repetían de facultad en facultad. "Oye, ¿sabes que los camareros de mi facultad son expresidarios?", "¡No jodas! Los de la mía también. Por eso no se fían y hay que pagar en unas máquinas". Lo cierto es que, aunque nos imaginásemos que detrás de la barra tenían los pies atados con cadenas a una enorme bola de metal, nunca supimos a ciencia cierta si formaban parte de un plan de reinserción -alguno habría, con todo el derecho del mundo-, pero te pensabas muy mucho si pedirle que te pasaran un poco más el bacon crudo del bocata por la plancha.

3 La ventana de lo alto de Biología está tapiada para evitar que un francotirador asesine al Presidente

¡Cuidado, señor Presidente!
"¡Cuidado, señor Presidente!"

Una de mis favoritas. Las tres últimas ventanas del último piso de Biología estarían tapadas porque, supuestamente, desde ellas se podría disparar con un rifle francotirador al Presidente del Gobierno cuando estuviese en La Moncloa. Dudando ya de por sí que realmente se viera al Presidente desde ahí, habría hecho falta un rifle de muy largo alcance para que la bala llegase, por no hablar de que los cristales de la residencia posiblemente estén blindados. Casi que deberían preocuparse más por posibles paparazzi...

4 Un vertido radioactivo cayó en Cantarranas

Fluidos nucleares en Cantarranas

Mucho se especula en la Complutense sobre el destino de las sustancias que se utilizan en las prácticas de los laboratorios. Bromas aparte -las cuales, por cierto, explicarían la calidad de la comida de la cafetería y esos cafés aguados-, y dando por hecho que las sustancias más sensibles son tratados de manera adecuada por las facultades, no es ninguna leyenda urbana que hubiera un vertido de materiales radioactivos en Cantarranas, por mucho que lo parezca. En noviembre de 1970 los técnicos del Centro de Energía Nuclear Juan Vigón tenían que deshacerse de 700 litros de desechos radioactivos y, como somos como somos, decidieron que la mejor opción era tirarlos por los desagües de los campos de Cantarranas para que fueran a parar al Manzanares. Marca España. De ahí pasarían al Jarama, y, del Jarama, al Tajo.

En este caso, la leyenda es verídica: ahí tenéis los artículos en diferentes diarios, y hasta Íker Jiménez ha dedicado minutos de su programa al incidente, que supuso el mayor vertido de productos radioactivos de la historia de nuestro país. Miles de frutas y verduras fueron regadas con agua nuclear pero se tapó todo lo prudentemente que las libertades de la España de la época permitían. O sea, se tapó del todo y los operarios, tan tranquilos, se fueron a descansar el fin de semana a sus casas.

5 Los terrenos de la Complutense son una especie de bastión independiente al que la policía no puede acceder

Al final va a resultar que la policía sí podía acceder (Enrique Villarino / El Confidencial)
"Al final va a resultar que la policía sí podía acceder (Enrique Villarino / El Confidencial)"

Ay, primero. Ese año en el que eras inocente y organizabas botellones de comienzo de curso para conocer a toda tu clase. Por aquellos días, seguro que hubo alguno que se te acercó para informaros a todos de lo que teníais que hacer si venía la policía en medio de la noche: "Tranquilos, la Complutense tiene un tratamiento especial y toda su extensión es un recinto privado. La policía aquí no puede entrar ni poner multas. Bueno, últimamente les dejan entrar, pero no pasa nada. Si vienen los maderos quedaos donde estáis porque no os pueden hacer nada". ¿La realidad? En cuanto veías dos luces azules corrías que te las pelabas. No parecía que la Complutense fuese un territorio casi independiente de España cuando veías a los guardias reventando botellas de alcohol.

6 La facultad de Estadística es una máquina del tiempo que te transporta a la España de los años 60

Hoy aprenderemos a utilizar un teléfono con centralita
"Hoy aprenderemos a utilizar un teléfono con centralita"

Cualquiera que haya estado en la facultad de Estadística (seguramente porque hacía un curso del CSIM) ha visto cómo sufría un viaje en el tiempo mientras descendía por el subterráneo que atraviesa la M-30. Y es que en este edificio, alejado de todos los demás, parece que el tiempo se detuvo en los años 60: las mesas, los auriculares, las pantallas (si las hay)... todo es una especie de estación abandonada de Dharma. La leyenda aquí es que la facultad sea en realidad una máquina del tiempo, pero antigua es un rato.

7 Los cadáveres de las prácticas de Medicina se acumulan en el sótano

Esta leyenda urbana resultó ser real
"Esta leyenda urbana resultó ser real"

Y, aunque esta no es tampoco una leyenda urbana, había que incluirla por lo surrealista que resulta. ¿Recordáis que decíamos que "damos por hecho que las sustancias más sensibles son tratadas de manera adecuada por las facultades"? Bueno, pues resulta que la facultad de Medicina se dedicó, durante años, a almacenar los cadáveres con los que los alumnos hacían prácticas en una de las aulas. Resultó que en 2014 se descubrió que era cierta la leyenda urbana que había pasado tantas veces de generaciones en generaciones de estudiantes y más de 250 cadáveres llevaban siete años pudriéndose en un sótano.

"El funcionario que opera el horno se prejubiló en diciembre y no ha habido manera de convocar la plaza porque los sindicatos denuncian que el horno no está en buenas condiciones". De no haber estudiado en la Complutense, la explicación te resultaría muy floja, pero has estudiado allí y sabes cómo funcionan las cosas. ¿Conoces alguna leyenda urbana más -cierta o no- de la universidad?

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