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Ciencia

Dejar el tabaco mediante cirugía plástica: el método que triunfa en un 70% de fumadores

Los expertos han descubierto una nueva técnica que puede ayudarnos a romper con el tabaco de una vez por todas.

Dejar el tabaco es uno de los retos que más puede costar. Son muchos los problemas a los que nos enfrentamos en el momento de dejar el cigarrillo: la ansiedad, 'el mono', el dolor de cabeza, la falta de sueño, la irritabilidad... si a todo eso unimos el miedo a aumentar de peso (algo que no pasa siempre), las dudas pueden atormentarnos en un primer momento.

Sin embargo, todo aquel que haya dejado, aunque sea una breve temporada, de fumar, conoce los múltiples beneficios. Todos ellos mucho más positivos que el maldito 'mono'. Entre ellos, la posibilidad de saborear la comida como jamás hubieras imaginado, disfrutar de una respiración que podrías calificar como '2.0' o hacer ejercicio (en todos los sentidos) como cuando tenías 15 años.

Sí, dejar el tabaco es duro, pero merece y mucho la pena. En medio de todo este dilema, la revista Journal of Plastic & Reconstructive Sugery ha logrado desarrollar una técnica muy curiosa con la que hasta el 70% de los fumadores, prometen, podrán dejar el tabaco: realizarse una cirugía plástica.

La realización de una cirugía plástica puede ayudar a romper con el tabaco
"La realización de una cirugía plástica puede ayudar a romper con el tabaco"

El secreto reside en que la mayoría de cirujanos se niegan a operar a pacientes que han consumido tabaco en las jornadas previas a la intervención. Por ello, y para que la operación sea correcta, los médicos suelen instar a los pacientes a dejar el hábito durante las dos semanas previas.

De esta forma, la mayoría de ellos comprueban que han sido capaces de lograr esta hazaña y, sumando el tiempo de recuperación, deciden que no compensa volver a recuperar un hábito que ha estado dañando su organismo durante años.

Para comprobar estos resultadois, los expertos analizaron a 42 personas que tenían que dejar el tabaco dos semanas antes de la intervención. Así, la mayoría había reducido su consumo tras la operación y el 70% lo redujo significativamente hasta casi dejarlo.

Además, el 40% de los encuestados no había vuelto a consumir tabaco de manera diaria tras cinco años de la operación y el 25% no había tocado ni una sola vez el tabaco tras un lustro.

El tabaco reduce significativamente la presencia y circulación del oxígeno en sangre, un hecho que puede provocar serios problemas durante la operación. A ello se suma el aumento de probabilidades de contraer una infección o de sufrir reacciones adversas a causa de la anestesia. Por todo ello, lo conveniente es acudir al quirófano con el organismo completamente 'limpio' de tabaco. 

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