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Un hombre rompe la nariz a una religiosa de 55 años "por monja"

La monja volvía de llevar a unos menores al colegio.

Una religiosa de 55 años perteneciente a la Congregación de las Esclavas de la Inmaculada Niña de Granada ha sido agregada el pasado jueves 22 de junio por un hombre que le gritó en repetidad ocasiones "por monja". El atacante dejó la nariz de la monja completamente rota.

Los agentes de Policía ya se encuentran buscando al agresor, que no ha sido identificado y que podría ser imputado por un delito de agresiones con el agravante de odio.

Los hechos sucedieron a las 09:00 en la avenida de Macarena de Granada capital, cuando la religiosa retornaba del colegio al que había acompañado a un grupo de menores, alumnos de la Escuela Hogar Divina Infantita, tal y como han relatado los agentes de la Policía Nacional que actualmente investigan el caso.

La mujer, que iba caminando por la calle sin molestar a nadie, vio como de repente un hombre la paraba y, "sin previo aviso y sin motivo alguno", le propinó un fuerte puñetazo en la nariz y le gritó "por monja" mientras huía rápidamente del lugar.

Según el propio relato de la agredida, el autor de los hechos era un joven de unos 25 años. Después ha procedido a aportar algunos datos necesarios para su identificación, aunque la Policía ha sido incapaz aún de reconocer su identidad para proceder a su posterior detención. 

En concreto, el agresor era "un joven de 25 años, de estatura mediana, complexión fuerte, melena rizada, piel morena y con cicatrices en brazos y piernas", ha relatado la víctima.

"Tengo muchísimo dolor"

La monja no comprende los motivos de la agresión
"La monja no comprende los motivos de la agresión"

En declaraciones al programa 'Herrera en COPE', Sor Rosario, la monja agredida, ha relatado cómo se siente tras esta terrible agresión: "Tengo muchísimo dolor". La afectada también ha relatado lo que sucedió según su propia versión: "Cuando regresaba de dejar a los niños de la escuela hogar que tenemos en el colegio vi a un chico que venía de frente. Me eché hacia un lado y es cuando sentí el golpe de frente y me dijo 'por ser monja'".

Según ha relatado, la monja no iba vestida con el hábito, aunque sí con la medalla, por lo que supone que su agresor conocía su trabajo diario y que había estado vigilándola: "Nos vería llevar y traer a los niños y sería de la zona", ha apuntado.

La religiosa afirma no comprender los motivos de la agresión y ha lamentado que tenga que vivir este tipo de situaciones porque, según ha asegurado, "nosotras vivimos desde el respeto".

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