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El Gamergate se vuelve falangista, la última de los gamers machistas

Hace unos días han empezado a circular por la web imágenes del movimiento Gamergate asociándose con la Falange Española de la época de la Guerra Civil.

El movimiento Gamergate es un movimiento abstracto y descentralizado de queja contra determinados aspectos de ética periodística en los videojuegos. Al final se ha convertido en una tapadera para que muchos usuarios hagan comentarios misóginos o racistas, llegando hasta niveles de amenazas de muerte a personas que crean o critican videojuegos.

Recientemente se ha producido una vuelta de tuerca en el movimiento cuando un usuario de Tumblr ha decidido asociar ese movimiento, sin ningún tipo de ironía, al bando nacional de la Guerra Civil Española. 

Raritytalk (que aprovecha un poni de una serie de ponis de colores como avatar y como blog de "pregunta a este personaje") ha posteado esta imagen con un rediseño de la bandera franquista y la bandera de la Falange.

El post original
"El post original"
No puedo evitar darme cuenta de las similitudes entre el Gamergate y la Guerra Civil Española. Pensadlo: gente de todo tipo que se une para defender su amada forma de vida frente a una corrupta élite izquierdista. Esta élite, apoyados por los soviéticos/"esqueletos" (SIC) y por los medios de comunicación occidentales, le declara la guerra al Catolicismo/la comunidad gamer y ataca a los fieles inocentes. Pero al final ganan los buenos, y el general Franco/Vivan James se convierte en símbolo del movimiento. Para honrar a los camaradas de Gamergate, he diseñado dos banderas, la de arriba para representar a la cultura gamer y la de abajo para representar al movimiento Gamergate 

Vivan James es el personaje ficticio (a diferencia de Franco) que representa al subforo de /v/ (videojuegos) del foro 4chan, diseñada de forma conjunta.

En teoría es un blog anónimo pero igualmente parece tener relación con otro de corte racista que ha respondido ante las críticas de "no puedes comparar el Gamergate con una Guerra Civil". El blog se titula 'Ponies against degenerates', 'Ponis en contra de degenerados', algo bastante explícito sobre qué se puede encontrar ahí.

El autor, ni corto ni perezoso, ha aprovechado y ha adaptado ya algunos carteles de la guerra civil para cambiarlos con símbolos del bando nacional de la Guerra Civil. Todo esto sin el menor ápice de sarcasmo.

Carteles del Gamergate inspirados en el fascismo
"Carteles del Gamergate inspirados en el fascismo"

Incluso, junto con otros usuarios, se ha escrito una versión del 'Cara al Sol' en la que se habla de baneos en foros y moderadores malvados.

El partido político de la Falange aún no se ha pronunciado al respecto. Quizá la ética del periodismo de videojuegos no sea su prioridad.

1 La semilla del Gamergate: "el club"

Incluso antes del Gamergate, se fraguó el concepto de gamer especialmente en oposición a casual, suponiendo que no es un gamer o un "verdadero gamer" la persona que juega videojuegos casuales o ligeros ('Solitario', 'Tetris', 'Candy Crush Saga') respecto a videojuegos que exigen más dedicación ('Dark Souls', por poner un ejemplo).

Al final, este concepto lleva a un pensamiento de "club" donde, en función de lo que has jugado o lo que no juegas, tu estatus de gamer aumenta o disminuye. En esta lógica, no es lo mismo alguien que juega al Wii Fit que alguien que juega al 'Skyrim', se ha pasado las aventuras de LucasArts y está en una guild de un MMORPG. 

Este sentimiento no existe solo en los videojuegos sino que es común en otras formas de cultura, a veces de forma natural y otras veces generada a través de la industria. Un caso actual es que últimamente además de 'cinéfilo' existe el término 'seriéfilo', que considera que hay que consumir determinadas series para poder entrar en ese club de seriéfilos. 

Al final, es similar el caso de los videojuegos al de las series, el cine, la música o hasta la literatura. Hay determinadas piezas "clásicas" a las que hay que rendir culto y consumir, y hay también novedades. No por ello ha habido consumidores de series que se hayan organizado y atacado a personas concretas como sí ha ocurrido con el Gamergate. Ni mucho menos hemos visto a nadie asociarse con movimientos de la Guerra Civil porque le guste 'Perdidos'.

2 El machismo en los videojuegos

No obstante, este fenómeno de club se ve reforzado por otras circunstancias específicas del videojuego que han terminado en eclosionar en lo que hoy es el Gamergate.

Por un lado, la industria del videojuego, cada vez con ferias más grandes y un impacto mayor en el consumo cultural global, ha conseguido fabricar una idea de gamer como alguien que tiene muchos videojuegos, que tiene más de una consola y que, si juega en un ordenador, no tiene un ordenador potente, sino que tiene un ordenador gaming.

Ordenador HAXXOR GAMING
"Ordenador HAXXOR GAMING"

Existe ya toda una parafernalia gamer que tiene un target muy claro desde hace muchos años: hombre heterosexual con poder adquisitivo. Si no es así, ya no eres el objetivo principal del próximo teclado con LED. Al final, este tipo de club gamer (como también ocurre en otras subculturas) se convierte en un campo de nabos donde, aunque no haya una prohibición explícita, no hay gran proporción de mujeres.

Esto es más acentuado en el caso del juego online, donde es posible que si entras en una partida del 'League of Legends' con un nick como "Laura" el resto de jugadores se mofen de ti. Esto contrasta con cualquier otra forma de cultura "tradicional" porque a una película le da igual cómo se llame el espectador.

Ha habido varias voces que han hablado sobre estos problemas de misoginia y feminismo aplicado a este pequeño mundo del videojuego (temas de representatividad, qué imagen se da de las mujeres en los videojuegos y el mundo online...), pero estas voces han sido poco escuchadas. Los medios de comunicación por donde solían leerse estas voces eran círculos que ya son feministas, como ciertos ámbitos de Tumblr, quedándose al margen de los grandes círculos de influencia mediática dentro de la industria del videojuego.

3 La eclosión del Gamergate

En agosto del año pasado es cuando se organiza de forma muy abierta y abstracta el movimiento Gamergate. Como el escándalo Watergate, se origina por un filtrado de información. En este caso, se suponía que Zoe Quinn, desarrolladora de un juego sobre la depresión clínica llamado 'Depression Quest' se había acostado con un redactor de la página web de Kotaku para que le hiciera un artículo favorable.

El juego de Zoe Quinn sobre la depresión
"El juego de Zoe Quinn sobre la depresión"

Tal artículo no existió, pero sí arrejuntó a muchos gamers enfadados con que no había ética periodística en los videojuegos. Lamentablemente, este Gamergate causó que algunos individuos, amparados por ese paraguas, acosaran a Zoe Quinn e incluso le hackearon y publicaron sus datos personales en Internet.

A partir de aquí se generó, además de un efecto Streissand, una reacción en cadena donde por un lado gente apoyó a Zoe Quinn. Entre ellas se encontraba Anita Sarkeesian, una crítica que realizaba una serie de vídeos comentando la representatividad de las mujeres en los videojuegos y los clichés asociados hasta que recibió amenazas de muerte, coacciones y acoso por parte de individuos del Gamergate (amparados desde el anonimato).

Anita Sarkeesian en uno de sus videos sobre clichés en videojuegos
"Anita Sarkeesian en uno de sus videos sobre clichés en videojuegos"

Esto incluso hizo que más gente y más medios hablasen del tema, bien situándose en un bando, en otro o en un diplomático "es complicado". Al final se ha creado un nuevo club dentro de los gamers que es el del Gamergate, que incluye esta connotación política crítica con el feminismo. Algunos miembros contrarios a esos actos de hackeo y doxxing (publicación de información personal en Internet) intentan escudarse diciendo que hay mujeres y gente de color a través de #notyourshield (no somos tu escudo) dentro del movimiento, de forma paralela a "¿cómo voy a ser homófobo si tengo un amigo gay?".

4 Un año después

En Internet, no obstante, se olvida relativamente rápido, pero sí se ha conseguido que la industria y la cultura hablen sobre feminismo abiertamente. En el último E3, la feria más importante de videojuegos, varios medios hablaron sobre cuál era la presencia femenina en esa feria más allá de las azafatas. También la propia Anita Sarkeesian ha conseguido una voz más potente a la hora de hablar de feminismo en videojuegos. Asimismo, Kotaku, Polygon y otras páginas de videojuegos revisaron sus políticas de conflicto de intereses. Además, se ha discutido si el juego 'Witcher 3', pese a ser un grandioso juego, tiene dejes misóginos y es falto de representatividad (cómo no suspende la incredulidad del espectador ver seres de fantasía, pero sí alguien con la tez morena). O como última prueba es que hayas leído este artículo sobre el Gamergate.

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