Estonia puede presumir de haber organizado el mejor y más diverso Eesti Laul de los últimos años. Con una final de altura donde era hasta complicado discernir entre favoritos, al final ha acabado pasando lo que suele suceder con el público estonio: que ha votado a una candidatura que no se la tenía casi en cuenta entre las favoritas.
En una gala donde parecía que el rock dosmilero de Ollie y la banda extravagante Bedwetters o la propuesta de autor de Sissi Benton, toda una hija del ganador de Eurovisión 2001, podían llevarse el gato al agua, al final el billete a Liverpool se lo ganó la joven Alika con el baladón 'Bridges', una propuesta elegante, de un directo impecable, pero que no había levantado grandes alarmas durante las semifinales y en las apuestas de pago previas a la final.
El show, que dejó el clásico Saaku Suurhall de Tallinn por un recinto más coqueto ante el complicado momento económico que afronta el país por la guerra en Ucrania, fue como de costumbre dinámico, de puestas en escena cuidadas y muy, muy suyo. Aprovechando que Talinn será Capital Verde Europea el año próximo, la ERR decidió acompañar todas las postales de la gala con referencias a la vida saludable y los espacios verdes, llegando con ello a momentos tan extraños como ver a Andreas, uno de los candidatos haciendo una tortilla junto a su madre, o a Elysa recordando cómo se reciclaba en Estonia y qué contenedor había que usar en cada momento.
Más allá de eso, los estonios apuestan todo a un directo de los que te pueden poner la piel de gallina para colarse en la final en Liverpool.
¿Qué tal es 'Bridges'?
Este año Eurovisión tiene la particularidad de que las semifinales se irán a un 100% de televoto. Considerando también que ante el bajo número de países en liza, apenas cinco países se quedarán fuera de cada semifinal (seis en la segunda), tendremos unas de las semifinales más extrañas de la historia, donde solo el voto desde casa dará plazas y donde realmente pocos países se quedarán sin pasar al sábado.
En esta tesitura, propuestas que solemos pensar que son clásicas de jurado, pueden pensar en sufrir para ganarse un hueco, y ese puede ser el caso de Estonia. Alika tiene un directo modelo, pero su propuesta es la powerballad que tanto conocemos, acompañada (al menos en la preselección) de un piano, un vestido largo y una estética más bien oscura.
La tortilla se ha dado la vuelta por completo, y 'Bridges' ha pasado de ser la típica canción que daríamos por clasificada con un muy buen jurado, a quedarse sin ese jurado y temer por su clasificación. Con todo, Estonia lleva un concepto cerrado, contundente y que emociona, y esos son valores que bien pueden valer una plaza en la final.
