Las elecciones autonómicas de Cataluña del próximo 21 de diciembre podrían estar en un peligro real. En la supuesta injerencia rusa a favor de la causa independentista, la proliferación de noticias falsas contrarias a la actuación del Gobierno de España tienen como objetivo desestabilizar la Unión Europea (UE). Tras el 1-O, ahora el propósito podría ser, según los expertos en ciberseguridad, la contienda del 21-D.
El problema preocupa al Gobierno español, a la oposición y a Europa. Una injerencia del Kremlin podría causar graves turbulencias políticas tanto dentro de las fronteras nacionales como en todo el continente comunitario. El ministro de Asuntos Exteriores, Alfonso Dastis, preguntó al embajador ruso en España, Yuri Korchagin, sobre las informaciones que apuntan a esta supuesta intromisión en los asuntos internos. La respuesta de Rusia: España no ha sabido resolver sus problemas internos y los medios españoles lo han inventado todo.
Unas elecciones marcadas por la incertidumbre
La alerta que existe en el Ejecutivo no es ni mucho menos algo que se deba infravalorar. Un estudio de la universidad de George Washington (EEUU) analizó más de cinco millones de mensajes lanzados a través de las redes sociales antes y después del referéndum ilegal catalán.
Las conclusiones advirtieron que dos medios cercanos al Kremlin, RT y Sputnik, utilizaron un gran número de cuentas del entorno de Venezuela para trasladar una imagen negativa de España y atizar el sentimiento de "odio" hacia el resto el Estado por parte de los catalanes.
Sea como fuere, la cuestión preocupa y mucho a los partidos constitucionalistas. El resultado del 21-D es el más incierto de los últimos años. Y no solo por la complejidad del conflicto entre Cataluña y España, sino por la posible intromisión de una potencia extranjera, como ya ha ocurrido en diferentes comicios en Reino Unido, EEUU, Francia, Holanda y Alemania.
El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, ya planteó sus preocupaciones en el Congreso de los Diputados. Rivera preguntó a Mariano Rajoy cuáles eran las medidas que estaba tomando el Ejecutivo para frenar la injerencia rusa en la cita electoral, sin basarse en ningún informe que apoyara sus tesis. "Haga su trabajo y evite que haya injerencias de países extranjeros en las elecciones catalanas", le espetó de manera contundente. Asimismo, recordó que la UE y los servicios de inteligencia "ya han advertido sobre esta amenaza".
Rajoy, fiel a su estilo sosegado, restó importancia al asunto asegurando que la situación está bajo control. El presidente del Gobierno afirmó que existen los mecanismos suficientes para que "las cosas funcionen democráticamente" y se pueda votar el 21-D "con plena libertad". Asimismo, pese a haber admitido que estas injerencias se han producido en otros países, no adelantó los detalles de las medidas que tomará el Consejo de Ministros. "Las decisiones en materia de seguridad no se cuentan antes de tomarlas, sino una vez que se han producido sus efectos", advirtió.
Cataluña es un objetivo claro de los ciberdelincuentes. Según los datos del Instituto Nacional de Ciberseguridad (Incibe), la comunidad acapara el 19,58% de los incidentes en esta materia, una media diaria de 7.645. La persona u organización criminal que provoca estos percances controla botnets, es decir, un gran número de ordenadores zombi infectados con un virus y que extienden su amenaza a través de bots o zombis. Estos botnets pueden ser utilizados para manipular encuestas, entre otras cosas.
Procesos electorales manipulados
La supuesta injerencia rusa es algo que ha estado en el punto de mira desde hace varios meses. Las elecciones que auparon a Donald Trump a la Casa Blanca marcaron un punto de inflexión. Durante la campaña presidencial, miles de noticias falsas sobre Hillary Clinton hundieron su imagen, lo que podría haber provocado su posterior fracaso ante las urnas y ante un candidato irreverente.
Pero antes de esta cita electoral, estuvo el resultado desfavorable para la UE del Brexit y, posteriormente a Trump, las elecciones de Holanda, Francia o Alemania. En estos tres últimos ejemplos, los políticos tradicionales lograron frenar a la ultraderecha, a pesar de los presuntos intentos rusos por desestabilizar dichos países con la proliferación de noticias falsas a través de numerosas cuentas fantasmas en las redes sociales.
En Holanda, el recuento del voto se hizo a mano para evitar el hackeo de los sistemas informáticos. La contienda electoral francesa se vio enturbiada por el pirateo de la campaña del candidato presidencial Emmanuel Macron con el objetivo de favorecer a la ultraderechista Marine Le Pen. Y, en Alemania, la intención era aupar a los neonazis de Alternativa para Alemania. Las aspiraciones de la ultraderecha alemana quedaron lejos de arrebatarle el liderazgo a Ángela Merkel aunque lograron entrar al Bundestag por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial y ocupan el tercer puesto político.
Los ejemplos de intento de desestabilización de varias democracias occidentales han provocado que cunda el pánico ante las elecciones del 21-D. Los comicios son la clave para intentar dar solución al conflicto abierto entre la Generalitat y el resto del Estado. Los expertos en ciberseguridad alertan sobre las debilidades de los sistemas informáticos mientras que España pretende que su causa se convierta en la de toda Europa, puesto que el objetivo principal del Kremlin es, presuntamente, enturbiar los sistemas parlamentarios y democráticos garantes de las libertades y los derechos de todas sus ciudadanas y ciudadanos.
