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Defensa despide a una soldado que denunció a su jefe por acoso sexual con pruebas

El juez instructor le aconsejó que no denunciara y nadie activó el protocolo necesario durante su primera acusación.

Denunciar a tus superiores en el Ejército puede salir muy caro. Eso es lo que ha comprobado una soldado española, que ha sido despedida por acusar a un superior por el acoso al que la sometía a diario.

A pesar de que nadie la creyó, la mujer terminó presentando una foto que hizo a su superior masturbándose delante de ella. Ahora, ha sido dada de baja sin indemnización, según aparece en el Boletín Oficial del Ministerio de Defensa, con un contrato hasta 2020 en el Ejército del aire y bajo el argumento de que "ya no cumple las condiciones psíquicas" para seguir ejerciendo como militar.

Los médicos sustentan su decisión en que la mujer sufre un "trastorno de estrés postraumático" que la ha llevado a mantenerse en baja laboral desde 2016. Jamás acudió a un conflicto o ha padecido un accidente, por lo que este problema se desencadenó en el momento en que su jefe comenzó a ejercer el acoso.

"De probarse la denuncia presentada por la interesada y por la que se instruye un procedimiento por acoso sexual de un superior, podría establecerse una relación de causalidad de su patología con las vicisitudes del servicio", se indica en el escrito de la defensa.

El acoso comenzó desde el principio

El acoso que recibió la mujer comenzó en el mismo instante en que accedió a la base
"El acoso que recibió la mujer comenzó en el mismo instante en que accedió a la base"

La situación de acoso a la que el jefe sometió a esta mujer comenzó tras la llegada a la base. Entre comentarios jocosos, comenzó a tocarle la pierna, mientras que ella no comprendía nada. Por ello decidió evitarle a toda costa, aunque era imposible y él no dudaba en soltar todo tipo de improperios y comentarios humillantes.

Pese a las protestas, finalmente terminó bajo los mandos de este oficial, en una oficina con tres militares más. El jefe aprovechaba su situación de superioridad para encerrarla en el despacho y echar el pestillo.

Allí, empezó a tocarse el pantalón con el miembro erecto mientras repetía palabras como "mira cómo me pones". Luego se sacó el pene y le pidió una felación, a lo que ella se negaba: "Me das asco".

A pesar de las negativas, los hechos se repetían constamente, hasta 15 veces en tan solo un mes. Unos gestos en los que siempre le preguntaba cómo hacía el amor con su novio. Mientras tanto, le amenazaba con malas calificaciones en sus informes o le ofrecía disfrutar de días libres.

No se activó el protocolo y le sugirieron que no denunciara

El juez instructor le recomenndó que no denunciara los hechos
"El juez instructor le recomenndó que no denunciara los hechos"

Los hechos continuaron hasta el momento de la denuncia. Uno de los determinantes se produjo el pasado 14 de enero de 2016, cuando tuvo que realizar un viaje obligada en la compañía del jefe. Durante el trayecto, él empezó a masturbarse e intentó tocarle los genitales, a lo que ella se negó reiteradamente.

Al llegar al destino, denunció todo ante el comandante, que dijo que no dudaba de su palabra, pero tampoco activó el protocolo correspondiente a este tipo de casos. Y, finalmente, el 4 de marzo, decidió fotografiarle mientras se masturbaba.

Cuando presentó la instantánea ante el comandante, finalmente se activó el protocolo disciplinario. Se abrió expediente, hasta allí acudió el juez instructor y, finalmente, aconsejó a la víctima que no denunciase los hechos.

El caso aún no se ha juzgado y, en un primer momento, llegaron a anular la orden de alejamiento, a pesar de que finalmente rectificaron. El brigada, por su lado, estuvo suspendido durante seis meses (de destino, no de sueldo) y finalmente pasó a reserva en 2017, con su salario correspondiente.

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