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Política

A Ayuso le queda grande la democracia

La presidenta de la Comunidad de Madrid lanza discursos cada vez más populistas denotando una falta absoluta de cultura democrática.

A Ayuso le queda grande la democracia

Cuando parece que no puede superarse a sí misma, va un paso más allá. Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, ha abrazado por completo el trumpismo más radical transitando por un camino ultra que, a todas luces, supone un peligro para nuestra democracia.

La líder conservadora no solo genera polarización, sino que parece disfrutar con ella. En todas y cada una de sus intervenciones dibuja un escenario de buenos contra malos en los que se presenta a sí misma como salvadora de la patria. Todo aquello que se salga de sus esquemas, ella lo traduce en una amenaza contra España.

Con una Comunidad de Madrid sumida en el caos sanitario, Ayuso centra sus batallas en la confrontación con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Porque le interesa más este relato para erigirse como líder del PP con palabrería más estruendosa que la del verdadero presidente de la formación conservadora, Alberto Núñez Feijóo, que se muestra incapaz de controlar los arranques de la baronesa.

Además, no duda en vomitar escandalosas declaraciones desde la Real Casa de Correos, sede del Ejecutivo autonómico que no debería servir de escenario de sus estrategias electoralistas. Desde allí ha proclamado unas palabras que revisten una especial gravedad degenerando lo democrático, lo cual debería ser el límite del la libertad de expresión.

"Vamos camino de una dictadura, sometidos por un tirano que pone en peligro el Estado de Derecho", ha lanzado en su última intervención junto al número dos de su Gobierno, Enrique Ossorio, y el consejero de Sanidad, Enrique Ruiz-Escudero, que han asumido que la confrontación con el Gobierno de España es parte integral de su estrategia, y más ahora, cuando llegan las elecciones municipales y autonómicas de 2023.

Pero esto no es hacer política, esto no es confrontar ideas. Llamar "tirano" a un presidente del Gobierno democráticamente elegido y acusarlo de querer instaurar una "dictadura" es muy peligroso y, desde luego, denota una falta absoluta de cultura democrática por parte de la señora Ayuso.

"O Sánchez o España"

En su homilía, la presidenta madrileña también ha apuntado que Sánchez "pasará a la historia" por ser "el que destrozó las instituciones, desmembró España y la entregó a sus enemigos confesos". Gruesas acusaciones que rozan la indecencia y que insultan, además de al líder del Ejecutivo, a millones de españoles. Tan españoles como ella.

Porque el PSOE obtuvo en las urnas 6.792.199 votos en las elecciones generales del 10 de noviembre de 2019. La coalición también está conformado por Unidas Podemos, que sumaron 3.119.364 votos. Y este Gobierno contó con el apoyo de PNV, Más País, Nueva Canarias, BNG y Teruel Existe, que aglutinaron a más de un millón de votantes. Quizás, de cara a la siguiente cita electoral, muchos cambien el sentido de su voto porque se hayan sentido decepcionados por aquellos partidos en los que confiaron. Pero desde luego, Ayuso no tiene derecho a lanzar tremendas injurias.

Con este discurso ha llamado a la movilización ciudadana. "Es obligación de todos los españoles decir no al autoritarismo del Partido Socialista y la ultraizquierda", ha dicho, con una proclama del todo perniciosa: "O Sánchez o España".

Las salidas de tono de la presidenta de la Comunidad de Madrid, durante mucho tiempo, han resultado graciosas y espontáneas sirviéndole para definir su perfil. Un perfil cada vez más radical y populista que, lejos de construir, el que debería ser el principal objetivo de la política, arrasa con ella y con la convivencia. Ni Madrid ni España se merecen esta manera de hacer política.

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