Tres años. Ese es el tiempo que permaneció Giorgi Bereziani, un hombre de 62 años procedente de Tifilis (Georgia) buscando a su perro y amigo, al que llamó Jorge.
A pesar del tiempo que había pasado desde la última vez que le había visto, Giorgi nunca perdió la esperanza. El vínculo que le unía con el animal era estrecho, como suele sucede con la mayoría de cuidadores de perros.
Con el paso de los meses se perdía la esperanza. Sus allegados le recomendaron que buscara un nuevo compañero para su vivienda, que abandonara toda esperanza. Pero él no se rindió... y contra todo pronóstico consiguió encontrar al animal de la manera más insólita.