En un mundo tan competitivo como el de las nuevas tecnologías la productividad y las altas dosis de creativas son más que básicas. Por eso, en pleno corazón de Silicon Valley, donde residen las mayores corporaciones tecnológicas del mundo y miles de start-ups, el uso del LSD, droga psicodélica por excelencia, lleva mucho tiempo siendo el complemento ideal para aumentar lo citado anteriormente. Aunque esto ha sido un rumor durante años, cada vez son más los emprendedores que admiten su uso.
Los pocos -aún- que han admitido usar el ácido lisérgico en sus quehaceres tecnológicos diarios han declarado que aumenta su productividad, sus dotes creativas y, además, sus mecanismos sociales. Lo que viene siendo una maravilla. Pero claro, siempre consumida en microdosis (no supere los 15 microgramos) y dejar unos tres días entre toma y toma. Una dosis justa para no emprender o iniciar un viaje psicodélico y sea peor el remedio que la enfermedad.
Su microconsumo está muy extendido por Silicon Valley
El aumento de la creatividad y productiva por el microconsumo de LSD dista de ser algo apoyado por la comunidad científica, ya que carece de un estudio serio que avale esta posibilidad. Sin embargo, los datos que manejan Psychedelic Research in Science & Medicine relevan que es tipo de consumos pueden ayudar la "atención y la capacidad de procesar información" y que esto puede influir en la "creatividad y el rendimiento laboral" del individuo. También aporta una cierta sensación de bienestar y vitalidad según sus consumidores. Eso sí, volvemos a repetir, no está comprobado científicamente todavía.
Sin embargo, la comunidad científica ya se ha puesto manos a la obra para comprobar este postulado que llega desde Silicon Valley. Un grupo de expertos de The Beckley Foundation y del Imperial College de Londres van a comenzar los primeros estudios para probar la hipótesis de que las microdosis de LSD tiene alguna consecuencia positiva sobre el bienestar psicológico y la función cognitiva de los individuos o, si, por el contrario, es un mero placebo.
En busca de voluntarios
Balázs Szigeti, el jefe de este estudio, está buscando individuos -mayores de edad- que ya estén consumiendo este tipo de microdosis y otros que tengan intención de recurrir a ellas. Se formará un grupo de muestreo al que se realizará un seguimiento diario durante el plazo de un mes; eso sí, estos nunca sabrán si toman LSD o un placebo para comprobar su efecto verdadero. Todo por el bien de la ciencia y de la creatividad de las start-ups.
"Las microdosis serán calcadas a las que ellos toman habitualmente y se les suministrarán en unas cápsulas de gel no transparentes que, a la vista, serán exactamente iguales a otras de placebo que habrán preparado expresamente para la ocasión", dice Balázs. Los resultados de este estudio se prevé que se harán públicos el próximo año.
