El 29 de enero de 2014, Yolanda Martínez abandonó el hogar en el que vivía con sus padres, acompañada por su marido, Omar Elharchi y su hijo de cuatro años, Bilal Elharchi Martínez. Lo hizo para viajar hasta Siria, donde ha sido localizada 5 años después, junto a otras tres ciudadanas españolas, que también llegaron al país con sus esposos.
El Ministerio de Asuntos Exteriores llamó a los padres de Yolanda para contarles que habían encontrado a su hija en el campamento kurdo Al Hawl (Al Hol), al norte de Siria, junto a otras españolas también consideradas yihadistas. En una crónica publicada por El Mundo, Luis, el padre de Yolanda, ha contado cómo se siente después de recibir la noticia. "Pero, ¿cómo quieres que me sienta? Creía que tenía un nieto y tengo cuatro. Y no los conozco. Pero naturalmente que me quedaría con ellos si se diera la circunstancia". Y matiza, "aquí no van a tener problema ninguno, ni económico ni de ningún tipo".
Una familia de bien
Yolanda Martínez Cobos pertenece a una familia de bien, es hija de un español y una californiana; un matrimonio con propiedades. Creció en uno de los barrios más privilegiados de Madrid, cerca de la calle Serrano. Fue al colegio El Pilar con su hermano, y después emprendió la carrera de Bellas Artes, pero su trayectoria laboral se desvió del cauce artístico.
En un matrimonio siempre hay uno que manda más que otro. Eso pasa siempre
"Aquí lo tenía todo y fue educada en unos principios muy rectos", explica su padre para ilustrar que nunca quedaron claros para la familia los motivos por los que se convirtió al islam. "Yo no entiendo lo que ha pasado y no quiero comprenderlo". A pesar de que desconocen el momento y lugar en el que Yolanda conoció a su marido, ellos están convencidos de que él es el germen de todo lo que ha ocurrido después. En este sentido, Luis comenta: "En un matrimonio siempre hay uno que manda más que otro. Eso pasa siempre", a lo que añade: "Ahí tiene usted a mi esposa, que se vino y dejó de trabajar. Se dedica a pintar porque le gusta".
Un marido peligroso
Omar Elharchi entró a vivir al domicilio familiar y, aunque todo parecía que marchaba con normalidad, el hombre era un tipo peligroso y vigilado, por el que el edificio en el que residían pasó a ser fotografíado y a convertiste en un elemento común y reconocible en los informes policiales.
Bajo la tapadera de un negocio de terminales telefónicos, Elharchi en realidad se dedicaba a captar y organizar viajes para los terroristas del Daesh que querían viajar hacia Siria. Además, era colíder de una de las principales células salafistas de España. Desarrollaba su proselitismo y captación en el Centro Cultural Islámico y en varias mezquitas de Madrid.
La evolución de su mujer se intensificó conforme las gestiones de Elharchi iban creciendo. De hecho, según informa El Mundo, del pañuelo pasó al niqab y del niqab al burka. Fue después de una fuerte discusión familiar por el tema de la vestimenta cuando Yolanda se marchó de casa.
No nos pueden condenar por cuidar de la casa y de nuestros hijos, de la familia
Las últimas declaraciones de Yolanda Martínez a un medio de comunicación desde el campamento kurdo en el que se encuentra prisionera, no parecen acabar con las citadas convicciones. "No nos pueden condenar por cuidar de la casa y de nuestros hijos, de la familia", replicó. Una familia que ha aumentado rápidamente. Bilal, que ha cumplido nueve años, tiene otros tres hermanos de cinco, tres y dos años.
Ahora, los expertos y la Justicia tratan de dilucidar si su concepción responde a la máxima de "a la yihad por el vientre de la mujer", tal y como aplican los islamistas.
