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La jueza de Lugo que ejerce como stripper, tarotista y vidente en sus horas libres

La magistrada María Jesús García Pérez acude a presidir los juicios en la compañía de sus gatos.

En el imaginario colectivo, todos tenemos la idea de que los jueces son personas normales, por decirlo de alguna manera. Sin embargo, en el caso que ocupa estas líneas, os podemos asegurar que esa imagen se rompe en mil pedazos.

La jueza María Jesús García Pérez, que actualmente trabaja en el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria de Lugo, lleva años siendo un quebradero de cabeza para la justicia española. De ella, destacan sus excentricidades. La última de ellas: ejercer como tarotista y vidente a la salida de su jornada laboral.

Aunque, como hemos dichos, no es la primera ocasión (y seguramente no será la última) en que la jueza demuestra sus cualidades peculiares. Hace varios años, por ejemplo, fue investigada por trabajar como stripper. Por otro lado, las autoridades también la sancionaron por no ejercer sus labores como jueza con un detenido, criticar la ley de violencia de género, fumar en el tribunal o incluso llevar a su gato a presidir con ella su sala.

Lo que podría considerarse una trama 'La que se avecina', es una realidad. María Jesús había sido una estudiante modelo que obtuvo hasta 21 matrículas de honor. A pesar de ello, esta actitud no duró demasiado. Cuando ingresó en los juzgados de Collado Villalba, en 1996, tuvo problemas con sus superiores llegando incluso a ser suspendida durante todo 1999 por desatender sus labores como magistrada.

La curiosa tarjeta donde la jueza ofrece sus servicios como tarotista y vidente
"La curiosa tarjeta donde la jueza ofrece sus servicios como tarotista y vidente"

Entre otras polémicas, la magistrada fue señalada por liberar a un presunto ladrón polaco en 1997 sin realizar siquiera el juicio. María Jesús no quiso ejercer su obligación y se fue al gimnasio porque consideraba que esa actuación estaba fuera de sus competencias. Finalmente, tras mantener al presunto ladrón privado de libertad durante 24 horas, fue puesto en libertad por ella misma. Sin embargo, el Tribunal Supremo castigó esta actuación considerando la actuación de la jueza cercana a la de un delito "con excusas inadmisibles".

Este hecho, no obstante, no fue el más destacable. Cuando fue trasladada a Las Palmas de Gran Canaria, las autoridades la investigaron por bailar como stripper en un local. El Consejo General del Poder Judicial no consideraba sus actos como compatibles con los de su posición como jueza de primera instancia. Finalmente, nuestra protagonista no fue amonestada, ya que argumentó que lo hacía esporádicamente como favor a un amigo suyo y en su tiempo libre, indicando además que lo hacía sin cobrar como un hobbie.

Esta excusa, no obstante, parece que no va a servir en esta ocasión, en la que se ha descubierto su nueva excentricidad con el tarot. María Jesús sí que cobra por sus servicios, 20€ por sesión con los "arcanos mayores", según reza su tarjeta.

La polémica también se produce en el interior de los juzgados

La jueza es polémica dentro y fuera de los juzgados
"La jueza es polémica dentro y fuera de los juzgados"

Que la jueza María Jesús tenga actuaciones extrañas fuera de su trabajo como magistrada, ya es algo que está resultando polémico y complicado en los juzgados. Sin embargo, dentro de ellos también está siendo una jueza controvertida.

En 2006 fue trasladada al Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Santander y allí fue duramente criticada por sus declaraciones contrarias a la Ley de Violencia de Genero. García argumentaba que la ley "no vale para nada" que tenía que atender una "cantidad de ridiculeces innombrables".

Además, también incluía comentarios despectivos ante extranjeros, a los que acusaba de ser una sociedad machista como a "los rumanos, si no pegan a la mujer, parece que les falta algo" o que "hay muchas mujeres, sobre todo sudamericanas, que irían en este grupo de las que vienen aquí con una sonrisa en la boca, de oreja a oreja, tomándonos el pelo a todo el mundo, diciendo 'ahora quiero retirar la denuncia, ahora quiero arreglarme, reconozco que soy yo la que le pegué".

Estas declaraciones le valieron otra sanción, aunque no sirvió de nada. Posteriormente, fue reprobada por fumar en la sala (porque aseguraba que no quería perder tiempo en salir a la calle) o llevar a su gato con ella para presidir la sala del juzgado.

Estas anécdotas, no obstante, quedan empañadas por unas acciones más peligrosas como conceder "permisos muy peligrosos" a distintos reos de las tres cárceles gallegas que tiene a su cargo. Recientemente concedió un permiso a un descuartizador de dos personas, a las que mató cuando fueron a cobrarle una deuda y guardó los trozos de sus cadáveres en un refrigerador. Solo queda por ver cuál será la próxima extravagancia de la magistrada García Pérez.

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