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Una señora reza a diario a una figura de 'El Señor de los Anillos' creyendo que es un santo

La pobre mujer lleva años dirigiendo sus oraciones a un elfo creyendo que se trata de la imagen de San Antonio.

La fe es ciega y en ocasiones resulta hasta cómica. Esto precisamente es lo que le ha pasado a una señora de Brasil, cuyas plegarias no han sido dirigidas hacia la persona debida. La pobre mujer lleva años rezando a una figurita de 'El Señor de los Anillos' pensado que se trataba de una imagen de San Antonio.

El escándalo religioso se dio a conocer el pasado 30 de septiembre a través de Facebook y es que ya se sabe que los caminos del Señor son inescrutables. La maquilladora Gabriela Brandao compartió la revelación acompañada de una fotografía en la que puede verse al elfo Elrond con la siguiente leyenda: "la bisabuela de mi hija reza a este San Antonio todos los días".

Como era de esperar, la imagen se convirtió en viral y hasta diversos medios locales brasileños se hicieron eco de la noticia tal y como recoge Strambotic. No es para menos. San Antonio es un importante miembro del santoral católico, una de las figuras más importantes del cristianismo al que muchos creyentes dirigen sus oraciones. Se le representa con su habito franciscano marrón y con la coronilla absolutamente despejada. 

Medio elfo y medio hombre, Elrond, hijo de Eärendil, se enfrentó al mismísimo Sauron, por lo que, como mínimo, se merece que le enciendan alguna velita en gratitud. Los rezos de la pobre señora brasileña no han llegado a ninguna parte, pero J.R.R. Tolkien seguro que está orgulloso de haber visto beatificado a uno de sus personajes, aunque fuera por error. 

El primer santo elfo de la historia
"El primer santo elfo de la historia"

Una aldea de Indonesia confunde una muñeca hinchable con un ángel y la venera durante días

Un joven pescador de 21 años, de nombre Pardin, y natural de las Islas Banggai, encontró un extraño objeto en medio del mar mientras faenaba en el océano. Rápidamente, su forma y silueta le hicieron creer que se trataba de una persona inconsciente que se había ahogado en medio del mar. Cuando consiguió alcanzarlo, descubrió que tenía ante él a una mujer de plástico que confundió con un ángel caído del cielo. Esta extraña conexión religiosa tiene como origen la cercanía en el tiempo de un eclipse solar y el hallazgo de la muñeca.

Lejos de dejar abandonado al mencionado ángel, decidió volver a tierra firme y anunciar el descubrimiento en Kalupapi, su pequeño pueblo. La madre del pescador fue la primera en comenzar a venerar a la muñeca, a quien vistió con una blusa y un hijab recién estrenados durante semanas. El resto del pueblo conoció la noticia rápidamente. El ángel comenzó a visitar las casas de los vecinos y a ser adorado por ellos y vestido como si de una verdadera divinidad se tratase. El rumor corrió como la pólvora y, como suele ocurrir habitualmente, la historia se fue alterando de boca en boca. Se llegó a decir que, cuando Pardin encontró al ángel, a este le caían lágrimas de sus ojos de plástico.

La rocambolesca anécdota llegó a oídos de las autoridades locales. El jefe de policía de la zona, Heru Pramukarnoa, se desplazó hasta Kalupapi para desvelar el misterio. Aquel ángel caído del cielo se trataba, simplemente, de un juguete sexual: una muñeca hinchable.

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